La convivencia vecinal en raras ocasiones suele ser idílica. Un estudio sobre el índice de satisfacción residencial manifiesta que solo un 22% de españoles declara hablar con sus vecinos una vez al mes y es frecuente que estos recurran a dejar notas en buzones o zonas comunes del edificio.

Juan García, administrador de fincas, señala que ha llegado a leer una nota en la que se quejaban de las relaciones sexuales de una pareja y en la que exponían que "los ruidos eran exagerados e invitaban a cambiar el colchón".

"Hay mucho infeliz que le molesta la felicidad ajena que se dedican a poner trabas y pegas porque sí", comenta Gonzalo Miró, ante lo que García confirma que tiene una estadística propia de que "en todas las comunidades hay uno de esos".