Shana, una compañía de ropa barata 100% española, repite el modelo de negocio de la cadena irlandesa Primark, el conocido como 'efecto Primark'. Llevan sólo cuatro años en funcionamiento, pero ya facturan más de 110 millones de euros al año.

Sólo cuatro salarios idean los más de 10 millones de prendas que Shana vende cada año. Consiguen diseños de pasarela en sus tiendas de bajo coste en tiempo récord. Necesitan vender mucho para ganar dinero, por eso sus tiendas están pensadas para provocar 'deseo de comprar'.

El negocio de la ropa barata es tan suculento, que cada vez más cadenas quieren hincarle el diente. Mulaya, una empresa "nacida en Madrid", quiere crecer tanto como sus competidoras. Su responsable de expansión y la jefa de prensa son españoles, pero la mayoría de sus empleados son ciudadanos chinos. Tras el negocio Mulaya se oculta una empresaria asiática. Huir de la imagen de 'tienda china' es una de las claves de su estrategia. Así han abierto ya 26 tiendas.