Ángel García, guardia civil retirado, se sometió a un bypass gástrico en Turquía, pero su intervención no salió bien. Desde que se operó asegura que no ha levantado cabeza. "Estaba muy gordo, tenía barriga, pesaba 101 kilos", relata a Equipo de Investigación. Recuerda perfectamente el momento en el que decidió pasar el paso: "Visité una página donde me metí y vi publicaciones de gente que se había operado, salían fotos en las que estaban finos y no me lo pensé".

Llamó al número de teléfono y concertó una cita. Contrató el pack. Al día siguiente de la primera consulta le operaron. "De un día para otro me metieron en el quirófano. Si se puede llamar quirófano...con cortinas transparentes igual que los congeladores y una mesa de mortuorio. Vi a una persona con una estropajo, pero me quedé fritico y cuando me desperté ya estaba operado", explica él mismo.

Así, al tercer día le enviaron al hotel, pero seguía teniendo dolores y le volvieron a ingresar. El último día le dieron los resultados y le dejaron en el aeropuerto. "Me ofrecieron un seguimiento pero ya tenía que pagarlo a parte", añade. Al llegar a España, decidió ir a urgencias. Llevaba diez días encontrándose mal. "Con una simple radiografía me sacaron que tenía el duodeno perforado", cuenta.

Le habían perforado el intestino. Se sometió a una operación en España. "Estuve 5 días en la ICU y 35 ingresados, me salvaron la vida", asegura. A día de hoy, Ángel sufre una patología que le hace ir una media de catorce veces al servicio.