María Avizanda acude al Isabel Zendal, un hospital cuyos promotores dijeron que asombraría al mundo, pero que va camino de convertirse en el último ejemplo de mala planificación y derroche de dinero público. La periodista averigua, casi tres años después de su apertura, cuál es su uso actual. Después de media hora recorriendo por fuera el hospital, Avizanda, por fin, ve a una persona.

Se trata de una administrativa del hospital, que trabaja en uno de los laboratorios, pero nunca ha entrado al hospital. En otro momento, la periodista charla con otra trabajadora del centro, esta vez, una mujer que atiende las llamadas del SUMMA 112.

Cuando Avizanda le pregunta por qué han trasladado el SUMMA al Zendal, ya que antes no se encontraba allí, la mujer responde tajante: "Eso digo yo, que por qué lo han trasladado, eso nos gustaría saber a todos". "La mayoría tardamos dos horas en venir", critica la joven, que afirma que no les dieron ningún explicación del traslado: "Es esto lo que hay, ya está".