Este jueves han declarado como testigos altos cargos del Gobierno de Ayuso que estaban al tanto de la aplicación de los protocolos de la vergüenza. Alberto Reyero, exconsejero de Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid, ha declarado ante el juez que se aplicó y que no era un borrador, como se ha dicho desde el gobierno regional.

A las puertas del juzgado han acudido los familiares de las víctimas. Una de ella es Ángela Arreba, que denuncia que dejaron morir a su madre Julia: "A mi madre no la vi desde el día 8 de marzo hasta el 12, que me llegaron las cenizas a casa". "Deduzco que empezó a perder oxígeno, se le encharcaron los pulmones, perdió la consciencia y lo que se hizo, deduzco, fue encerrarla en su habitación y dejarla ahí con morfina o los tratamientos que ellos consideraran para que fuera muriendo lentamente", detalla esta mujer a María Avizanda. "Espero que no muriera ahogada, ni con dolor y que muriera sin ser consciente".

"Desde luego tuvo una muerte indigna", critica Ángela, que denuncia que su madre murió "sola y abandonada en una habitación", pero no lo sabe a ciencia cierta porque "nadie se lo ha dicho".

Por eso, de este juicio espera que "se investigue lo que ocurrió y se establezca justicia y reparación y que por fin alguien asuma responsabilidades en ese horror".