Saleh tenía sólo nueve años cuando la guerra de Yemen entró directa a su casa. "Una noche, un misil entró en mi habitación. Quedé enterrado bajo muchas cosas y grité", cuenta esta víctima. Con graves quemaduras y la espalda dañada, Saleh se ha tenido que enfrentar a numerosas intervenciones.

Es solo uno de los 420 millones de niños que viven en zonas de conflicto. A sus doce años, Qoba pesa apenas diez kilos. Es el rostro de la peor crisis humanitaria del mundo. Más de 85.000 niños han muerto de hambre en Yemen. Cada vez más, esos niños son objetivos de la guerra: mueren el triple de menores que de soldados.

Según 'Save the Children', entre 2013 y 2017 fallecieron en conflictos 175.000 combatientes frente a más de 550.000 niños. En muchos casos, son reclutados para luchar. Con solo 14 años, Amar estuvo a punto de morir en combate. "Tuvieron que extirparme el bazo y sacar la metralla que tenía en el hígado, los pulmones y los ojos", relata.

Ellas, además, sufren violencia sexual. Son doblemente víctimas por cuestión de género. Y de todo esto, dice Save The Children, son cómplices los gobiernos occidentales que siguen vendiendo armas a quienes violan los derechos de los niños.