Trastorno de conducta

Solitarios, atormentados, con baja empatía y obsesionados con el fuego: así es el perfil psicológico del pirómano

El contexto En un verano marcado por los incendios, se han detenido en España a 42 personas por su presunta relación con los fuegos. Tan solo el 2% de las llamas las provocan pirómanos.

Un hombre, con un mechero
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España sigue envuelta en llamas. Sigue ardiendo en un verano marcado por los incendios. En uno que pasará a la historia como uno de los más dañinos para el país en cuanto al fuego se refiere. Tan solo en esta época estival se han realizado hasta 42 detenciones por su presunta relación con alguno de los fuegos forestales. La mayoría de ellos se producen por imprudencias. Otros, de manera consciente y, entre estos, un 2% los provocan pirómanos.

Unas personas que no se mueven por dinero. A las que lo económico no les motiva para incendiar un bosque. Sus rasgos, claros: solitarios, atormentados, reactivos... así son quienes, de forma voluntaria y consciente, provocan un incendio.

La piromanía se considera un trastorno de la conducta. El pirómano siente una atracción compulsiva hacia el fuego. Una obsesión hacia este elemento. A veces, incluso, se ofrece como voluntario para apagar lo que él mismo provocó o vuelve para ver de cerca la evolución de las llamas.

"Siento por dentro que me va a explotar la cabeza. Me siento fatal. Debido a este malestar, genero un fuego que es algo atroz para aliviar este malestar", explica el psicólogo Arturo García.

Y prosigue: "Tiene que haber una conducta repetitiva, que cause incendios de forma continuada y que no haya un interés externo. Que use el fuego para aliviar un malestar interno".

"Se siente mal. Siente que necesita algo muy potente. Es algo parecido a la drogadicción. Es una mala capacidad de controlar los impulsos y necesitan aliviar como sea ese síndrome de abstinencia", continúa.

Un atenuante que hay que demostrar

Pero la mayor parte de las detenciones no tienen nada que ver con ese trastorno de la conducta. Porque responden a un interés, a algo económico o político. "Para que pueda alegarse y probarse un atenuante ha de aportarse el correspondiente informe médico o psiquiátrico", cuenta el abogado Eliseo Lafuente.

Es algo que, si se demuestra, podría reducir una pena que va desde la sanción administrativa a los 20 años de prisión dependiendo del daño causado, y de ha existido peligro para la vida humana.