Un año después
Barro en las fachadas y casas sin puerta recuerdan la tragedia de la DANA cada día: "Estoy hecha polvo"
Los detalles Pasear por las zonas más afectadas de Paiporta, Catarroja, Benetússer o Aldaia reafirman que las huellas de la gota fría siguen siendo visibles, aunque muchos siguen luchando por recuperar la normalidad.

Resumen IA supervisado
Hace un año, la Comunidad Valenciana vivió una tragedia con la llegada de la DANA, que dejó 229 muertos y marcó un antes y un después en municipios como Paiporta, Catarroja, Benetússer y Aldaia. Las zonas más afectadas aún muestran las cicatrices del desastre, con puertas de garaje abolladas, barro en las fachadas y casas sin puertas. A pesar de que algunos han logrado rehacer sus vidas, el recuerdo del desastre persiste y dificulta la recuperación de la normalidad. Los vecinos expresan su tristeza y frustración por la lenta recuperación, pero también mantienen mensajes de esperanza y resiliencia.
* Resumen supervisado por periodistas.
Este miércoles se cumple un año de la tragedia que asoló a la Comunidad Valenciana y dejó 229 muertos. La llegada de la DANA el pasado 29 de octubre marcó un antes y un después en las calles de municipios como Paiporta, Catarroja, Benetússer o Aldaia, donde es difícil olvidar el terror que se vivió hace tan solo 12 meses.
Pasear por las zonas más afectadas de estas localidades hacen recordar las inolvidables imágenes del agua llegando a una altura de más de dos metros.
Aunque algunas calles han sido recuperadas en un alto porcentaje, cruzar una esquina supone ver la otra cara de la moneda y descubrir las puertas de garaje abolladas, resto de barro en las fachadas y casas que todavía no tienen puertas.
Muchos han podido rehacer sus vidas, pero las huellas de la DANA siguen siendo visibles. Tanto es así que cuesta recuperar la normalidad, una rutina por la que muchos luchan día tras día.
Una vecina de Paiporta asegura que llevan sus días "con mucha tristeza, con muchas carencias y con mucho de todo, porque después de un año todo va muy lento". "Psicológicamente estoy hecha polvo", agrega otra ciudadana.
Las fachadas siguen teniendo signos que rememoran la riada, pero también mensajes de fuerza y esperanza que tampoco han desaparecido: "Ya no somos los de antes, somos los de ahora en adelante".
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