El joven senegalés Mamadou Seydou, de 15 años, tenía un ameloblastoma de gran tamaño que afectaba a dos tercios de la mandíbula y se extendía a la base del cráneo. Un tumor no canceroso que había alcanzado más de 20 centímetros, creciendo hacia la garganta y haciendo cada día más complicada el poder comer o beber.

El adolescente llegó a España de la mano de la Asociación GUP hace un par de meses para poder ser operado, y ahora, gracias a la solidaridad de la Fundación Vithas, el Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, el equipo médico del doctor Ignacio Solís, y tras 10 horas de una complicada intervención quirúrgica, Mamadou vuelve a sonreír.

Su historia es la siguiente. La Asociación GUP pidió ayuda al doctor Solís, un cirujano maxilofacial del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre. "Me pidieron ayuda para tratar a Mamadou ya que presentaba una tumoración facial importante. Gracias a la colaboración de la Fundación Vithas y del Hospital, el paciente pudo llegar a Valencia. Estaba completamente desnutrido, si se hubiera tardado más en traerlo se hubiera muerto con absoluta seguridad", explica el doctor en una nota de prensa de la fundación.

Por eso, cuenta el doctor, traerlo a España era fundamental. El extraño tumor no podría haberse operado en el país del joven y si querían salvarle la vida debían actuar rápido porque su estado de salud se había deteriorado considerablemente en poco tiempo.

Después de unos meses en España, recuperándose para poder ser intervenido, los médicos practicaron una compleja intervención de más de diez horas de duración que permitió la resección total de la tumoración y la posterior reconstrucción de la mandíbula con un colgajo libre de peroné. Hizo falta una segunda intervención para cubrir las heridas de la cara y la pierna con un colgajo de pectoral, ya que su delicado estado nutricional afectó al proceso de cicatrización.

Su recuperación ha marchado sobre ruedas y Mamadou ya ha podido regresar a Senegal: "Su estado de salud era muy bueno antes de marcharse, había duplicado su peso y podía comer perfectamente por la boca, algo que cuando vino era imposible. Mamadou ha vuelto a sonreír, a jugar, a divertirse y podrá llevar una vida totalmente normal", explica el cirujano.