La Fiscalía investiga las prácticas en los geriátricos tras la muerte de dos ancianos que permanecían atados a sus camas. Esta no es la solución y cada vez más residencias apuestan por no utilizar las sujeciones que se utilizan, en teoría, por seguridad.

El padre de Paqui, por ejemplo, estuvo dos años atado por las noches. "A mí me decían que por la noche no dormía, que se tiraba toda la noche chillando", explica a laSexta. Ella solo lo supo cuando se lo dijeron los auxiliares, ya que en ningún momento dio permiso para que llevaran a cabo esas prácticas.

En cuanto pudo, lo trasladó de residencia. "El cambio fue del 1.000%", señala. Estaba mucho más tranquilo, explica, y si se levantaba, lo acompañaban. Como a su padre, cada año, el 20% de los ancianos, unos 7.000, son atados en residencias. Como método de seguridad en teoría, pero muchos sin necesidad. Es una práctica que suple, en ocasiones, la falta de personal. Y conlleva riesgos para su bienestar. Los lista el director de la Confederación Estatal de Mayores Activos (Confemac): "La vergüenza, la impotencia, la frustración, las úlceras por presión, problemas de incontinencia, de infecciones...".

En el Complejo Residencial Nueva Oliva, en Toledo, han apostado por cero sujeciones. "Es un maltrato", sentencia Ángel de Oro, su director. Es por eso que han invertido 100.000 euros en acondicionar una unidad amigable, con camas a pie de suelo para los mayores. También salas de fisioterapia, elementos facilitadores como puertas de baño o, incluso, salas de estimulación sensorial.