Los alumnos expulsados el pasado lunes de un tren entre Barcelona y León se apearon en la estación de Palencia sin saber qué hacer. Ni la Policía ni el subdelegado del Gobierno estaban esperándoles allí, sino que los agentes acudieron tras una llamada del 112 y, cuando llegaron, decidieron trasladarles a un parque cercano.

Hasta allí acudió el subdelegado del Gobierno, Ángel Miguel Gutiérrez, tras una llamada de la Policía. En el parque, según su relato, se encontró con "22 niños de entre ocho y 11 años" jugando "tranquilamente". A las 19:20 horas de la tarde, dos horas después de que los menores y sus monitores fueran expulsados del tren, aún no había ninguna solución clara para su transporte, según el subdelegado.

En un principio, según explica, se barajó esperar hasta el siguiente tren, a las 22:00 horas, y es ahí cuando decide intervenir. "Hasta las 22:00 de la noche, aquí va a empezar a hacer frío en el parque", cuenta que pensó.

De acuerdo con su relato, consiguió el número del responsable regional de Renfe, quien "se sorprende un poco del tema" ante su llamada y le pidió tiempo para encontrar una solución. "En un cuarto de hora o así me vuelve a llamar diciendo 'en un rato va a aparecer un autobús allí que se va a llevar a los niños a su destino'", explica Gutiérrez.

Renfe, por su parte, ha abierto una investigación interna y los padres de los menores siguen sin entender qué hicieron sus hijos para que el interventor tomara una decisión tan drástica. El padre de una de las escolares afectadas, Oriol Martínez, señala que su hija le dijo que únicamente habían "chillado" y que por eso fueron expulsados. En total, tardaron 13 horas en llegar a su destino.