Aunque suceden a lo largo del año, las lluvias de estrellas de julio y agosto son las más visibles (aunque siempre depende de la fase de la luna), especialmente la de las Perseidas, también conocidas como 'lágrimas' de San Lorenzo. Las lluvias de estrellas son un fenómeno que intriga y fascina a partes iguales a los amantes de las estrellas y supersticiosos por igual. Con una belleza innegable, no es sorpresa sus avistamientos llamen tanto la atención en un cielo veteado de estrellas inmóviles.

Lo que conocemos como estrellas fugaces, según la Sociedad Española de Astronomía (SEA), son "minúsculas partículas de polvo. procedentes de algún cometa". Estas partículas "entran en la atmósfera terrestre a gran velocidad y se desintegran por fricción, lo que produce el rastro luminoso que llamamos meteoro o estrella fugaz".

La fascinación por este fenómeno se puede deber a un interés meramente científico. Las lluvias de meteoros se producen porque un asteroide o cometa, por algún motivo, ha desprendido restos de su cuerpo. La Tierra, en su imparable trayectoria alrededor del Sol, inevitablemente se topa con estos escombros que terminan entrando en nuestra atmósfera.

Realmente, sería más correcto referirse a este evento como una lluvia de meteoros que una 'lluvia de estrellas'. Según el doctor David Montes Gutiérrez, experto en astrofísica, el cambio de nombre se debe a que parecen estrellas por los destellos que dejan, pero realmente son partículas. Además, hay que tomar en cuenta que "cada lluvia de meteoros viene dadas por partículas de asteroides (u otros cuerpos espaciales) distintos". Estas lluvias suelen ocurrir varias veces al año, dependiendo de cuándo la Tierra pase por estas determinadas zonas plagadas de partículas durante su órbita.

Para Gutiérrez, el motivo por el que a muchos les parece fascinante es que "es un fenómeno bonito". También destaca la influencia de "todas estas películas donde estos cuerpos caen y destruyen la Tierra". Pero aclara que muchos se quedan decepcionados con las vistas porque "para poder ver la lluvia de meteoros el cielo debe estar lo más oscuro posible: sin luna (muy brillante), hay que irse lejos de la ciudad y observar el cielo a la hora adecuada".

Pero también están aquellos con un especial interés por estos sucesos astronómicos por mera superstición. Por ejemplo, todos los veranos tiene lugar la lluvia de estrellas de Perseidas. El nombre mismo viene dado porque se produce cerca de la constelación de Perseo, semidios de la mitología griega. Las estrellas están llenas del imaginario mitológico. Un mito muy popular que rodea este evento astronómico es el del pedir un deseo cuando se ve una estrella fugaz.

Pero ¿por qué creemos estas supersticiones? La doctora en psicología Ion Yarritu Corrales dice que "la superstición implica la creencia de una relación causal inexistente". Esto quiere decir que asociamos una consecuencia a una causa cuando realmente tal conexión no existe. Para que haya una relación causal debe haber el mismo resultado todas o la gran mayoría de las veces. Cuando hacemos está conexión errónea, Yarritu lo llama "ilusión causal". Por eso, algunas personas creen que si piden un deseo a una estrella fugaz este se cumplirá, de la misma forma en que se cree que el número 13 está maldito.