El Gobierno Balear lleva semanas esperando que Ryanair les explique por qué cobra 45 euros a los turistas que viajen con una ensaimada. El enfado de los pasteleros de la isla es máximo. Una polémica que ha llegado hasta el Reino Unido. No es para menos.

La compañía le está amargando a más de uno su vuelo tras pasar por Mallorca por equipara las ensaimadas con las maletas, cobrando así hasta 45 euros por cada una que los pasajeros lleven bajo el brazo. "No pago me la como", asegura una afectada.

Los pasteleros de la isla han entrado en guerra con la aerolínea. Denuncian competencia desleal ya que la medida no afecta a las tiendas que hay en el aeropuerto. "Un producto tan nuestro. De aquí de Mallorca y que nos representa tanto. Obligan a la gente a comprarla en el aeropuerto", critica el presidente del Consejo Regulador de la Ensaimada, Pau Llull.

El Gobern Balear sigue a la espera de mantener una reunión con la compañía dada la preocupación del sector. "Si las cobran, no las compraremos", asegura una pasajera. La historia ha trascendido incluso a los medios internacionales como The Guardian.

La Sexta se ha puesto en contacto con Ryanair y de momento guardan silencio. Pero en sus redes sociales sí se han pronunciado ironizando con una imagen donde una pasajera necesita arrastrar su ensaimada para poder transportarla.

Otras aerolíneas que operan en la isla permiten llevar entre 1 ó 2 por pasajero. Algunas incluso lo especifican en su web. Para la OCU se trata de una práctica discriminatoria. "Pues solamente permiten la entrada en el avión sin coste adicional de las ensaimadas que se adquieren en el aeropuerto", denuncia su portavoz, Miryam Vivar. La de la ensaimada es otra queja que alimenta más la polémica política de equipajes de esta aerolínea.

Con algún 'pero'

La Justicia ratifica que llamar "gilipollas" a un jefe no es motivo de despido

Así lo ha ratificado el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). Eso sí, enfatiza que el insulto debe ser "concreto y aislado" en un contexto determinado, como el caso de un empleado al que le pidieron que se quedara a una reunión al terminar su turno.