La irresponsabilidad de un padre le ha costado la vida a su hijo. El hombre cortaba el césped de su casa mientras su hijo de siete años lo esperaba en el coche para acompañarle después a hacer unas tareas. El niño comenzó a toquetear todo y encontró en la guantera una pistola calibre 32 sin funda y comenzó a jugar con ella hasta que se disparó en el cerebro.

El padre, roto de dolor, llevó a su hijo al centro de salud más cercano y los médicos lograron que recuperara signos vitales. El niño fue trasladado al hospital donde continúa en un estado gravísimo tras someterse a una cirugía. La bala sigue alojada en su cabeza y le ha provocado numerosas lesiones cerebrales. La Policía Argentina constató que el padre del niño no tenía el arma registrada ni permiso para usarla ni portarla. Por esto ha sido imputado por lesiones culposos y lesiones de arma de fuego.

El expediente sólo cuenta con el testimonio del abuelo, quien fue a la persona a la que acudió el padre del niño luego de ocurrida la tragedia: "A la sala de cuidados intensivos el menor ha llegado casi sin vida, pero el médico de guardia logró resucitarlo. Después lo cargaron en la ambulancia y lo llevan al Hospital. El médico del centro de salud es el que le salvó la vida en un primer momento porque había llegado sin signos vitales", ha ratificado Moure.