El centro de reunión es un bar. Dentro, varios jefes de la droga de la Cañada Real. Dejan, excepcionalmente, que un equipo de Expediente Marlasca les grabe.

No se esconden porque, según ellos, hacen un favor a la sociedad. "Les quitamos toda la mierda de Madrid. Si no la vendemos nosotros, habrá gente que la venda", dice uno de los asistentes.

Se quejan de esto. Tras cada operación antinarcóticos, las autoridades derriban las casas donde venden la droga. También tiran chabolas e infraviviendas de familias que nada tienen que ver.

Además, niegan que la droga les haga ricos. "Que ya no hay dinero como se cree la gente (...) Hasta la Policía disfrutaba, porque le daban. Pero ya no hay para darle", añaden.

Ayuntamiento y Comunidad de Madrid tienen previsto desmantelar este asentamiento, el sector 6, en un año. Ellos dicen que lucharán por mantener su negocio.