La Guardia Civil estaba convencida de que Gabriel Cruz estaba vivo. "La obsesión era encontrarle con vida. Esto cambia mucho, los escenarios son distintos", ha asegurado Jesús Reina, comandante de la UCO de la Guardia Civil. Es el mismo investigador que llevó el caso de Diana Quer. Explicaba cómo el hallazgo de la camiseta dio un giro a la investigación.
"Las condiciones en las que aparece y en una zona que en la que ya se había buscado. La camiseta está seca, y es ella la que propone ir allí a buscarla", ha continuado Reina, refiriéndose a Ana Julia Quezada. Varios indicios les llevaba a pensar que Gabriel estaba retenido en un zulo. "La familia se planteó subir la recompensa. Tuvo una actitud extraña y nos hizo pensar que el móvil era económico", explica el comandante sobre la asesina confesa del menor. Ya bajo sospecha, escuchaban cómo Ana Julia animaba a la familia diciendo que alguien lo liberaría.
"Estos son comentarios hechos a todo el entorno diciendo que iba a aparecer. Incluso, el día de la manifestación dijo 'hoy no porque hay mucha presión, pero seguro que mañana'", ha señalado Reina. Un mañana que nunca llegó. Siguieron a Ana Julia hasta la finca, y allí, escondidos entre la maleza, observaron cómo su hipótesis se deplomaba. "Sacó unos tablones, desenterró y sacó el cuerpo de una persona menuda que nos podía encajar con Gabriel", ha añadido José Hernández, comandante jefe de la Guardia Civil de Almería.
Querían pensar que solo eran indicios, pero se derrumbaron cuando abrieron el maletero. "Constatamos que Gabriel estaba sin vida. Yo creo que lo podemos definir como el momento más duro de nuestra carrera profesional", ha asegurado Reina. Se abrazaron, lloraron, se consolaron. Un llanto de frustración por alentar la esperanza de encontrar con vida al pescaito.
Se solicita colaboración ciudadana
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El contexto La madrugada de este jueves empleados de la planta de reciclaje de Loeches encontraban los restos mortales de un neonato de unas dos semanas de vida. Según el primer exámen forense el bebé podría presentar signos de asfixia.