Según han informado, la joven había sido engañada por los ahora arrestados, los cuales bajo la promesa de un futuro laboral mejor en España, la habían convencido para que se trasladase de Rumanía a Mallorca.
Tras su llegada a la Isla, le fue retirada su documentación y el teléfono para que no pudiera comunicarse con sus familiares o amigos y fue obligada a ejercer la prostitución en al menos dos pisos de Palma. Además, le hicieron creer que si iba a la Policía, no la creerían.
Así, la amenazaban con frases como "a partir de ahora vas a trabajar para mí y me vas a hacer ganar dinero", "ahora que no tienes tus pertenencias vas a la Policía sin nada y ya verás que no vas a poder hacer nada porque no te van a ayudar".
Según han informado, la joven fue utilizada, durante los dos meses que duró su cautiverio, como mercancía sexual, debiendo estar disponible para ejercer la prostitución las 24 horas del día.
La Policía señala que en un descuido de sus tratantes, la víctima consiguió escapar del domicilio donde estaba retenida y salir a la calle. Ahí, pidió dinero a los viandantes para subir a un autobús de línea que la alejó del lugar y la llevo al centro de Palma.
Una vez en el centro de la ciudad, solicitó ayuda a una patrulla de la Policía Nacional, quienes la derivaron a la Ucrif de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras, especialistas en estos asuntos. Las declaraciones de la víctima y las investigaciones de los agentes de la Ucrif, permitieron localizar y detener a los presuntos autores y recuperar la documentación personal y enseres de la víctima.