Cuando estaba a punto de alcanzar los 300 kilos, el estadounidense Carlos Orosco sufrió varias enfermedades y, muy preocupados por su estado de salud, los médicos le lanzaron una clara advertencia: debía bajar de peso.
A pesar de que llevaba años de malos hábitos y el reto que le presentaban resultaba más que complicado, este joven decidió ponerse el mundo por montera y cambiar sus hábitos de vida por otros que fueran más saludables.
En palabras de Orosco recogidas en el Daily Mail, él siempre había sido una persona "grande", sin embargo su situación comenzó a empeorar cuando se acercaba a los 30 años. Al independizarse, comenzó a comer peor y a consumir más alcohol del que debería. No obstante, entonces él consideraba que tenía la situación bajo control porque "todavía podía practicar deporte".
Con el paso del tiempo, sus hábitos fueron a peor y desarrolló diferentes enfermedades como úlceras, infecciones, gota, apnea del sueño y presión arterial alta.
Harto de su propia situación, Carlos fue a la consulta de un dietista para que le diera las pautas alimenticias adecuadas. Desde entonces, pasó de engullir comida basura a comer fruta, verdura y proteínas. También comenzó a practicar ejercicio, en primer lugar caminaba y después, de forma progresiva, fue comenzando a correr hasta realizar carreras de casi cinco kilómetros por su barrio.
"Los primeros meses fueron duros", dijo Carlos a la cadena Today. "Luchaba contra las ganas de comer y lloraba muchas noches", añadió. Sin embargo, su constancia hizo que poco a poco comenzara a ver los resultados hasta que se hicieron totalmente evidentes. Pasó de rozar los 300 kilos a estar por debajo de los 90.
De forma inesperada, el joven fue descubriendo que, en realidad, el deporte le gustaba y se llegó a convertir en una auténtica pasión. Un hábito que le ha ayudado a cambiar su vida y que, según dice, jamás dejará de lado.
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