El juzgado de Alcalá de Henares que investiga el conocido como 'crimen de Meco' ha sobreseído provisionalmente la causa contra los dos investigados por el asesinato de Miriam Vallejo, perpetrado en dicho municipio madrileño en enero de 2019. Fue un viandante quien entonces halló el cadáver de la joven de 25 años, que había salido a pasear a sus perros, con múltiples puñaladas.
En un primer momento, el principal sospechoso del crimen fue Sergio Sáez, compañero de piso de la víctima y novio de la amiga con quien también convivía, que fue detenido en agosto de ese año y llegó a ingresar en prisión provisional. Sin embargo, quedó en libertad en diciembre de ese año por falta de pruebas.
Posteriormente, el caso dio un giro con la confesión de Alberto Berzosa, que se autoinculpó tras conocer en prisión a Sergio. Berzosa relató los hechos a varios monitores del centro Remar de San Martín de la Vega, una ONG a la que acudía para desintoxicarse de su adicción a las drogas. En diciembre de 2020, envió su confesión a un voluntario y la organización puso los hechos en conocimiento de la Guardia Civil, que sin embargo no le daba credibilidad.
Los argumentos de la jueza
En cuanto al primer sospechoso, la magistrada incide ahora en su resolución en que "el único indicio" que hay contra él es la presencia de su ADN en la etiqueta de la chaqueta que llevaba la víctima, que la jueza considera "totalmente insuficiente para mantener una eventual acusación ante la existencia de otros indicios que desvirtuarían dicha hipótesis".
Señala asimismo que "el análisis de datos, geolocalización, llamadas del número de teléfono móvil" de Sergio "no permite afirmar que hubiera lapso temporal en cuanto a la utilización de los datos por parte del mismo" y que, en cualquier caso, "el mismo no sería suficiente para perpetrar el crimen habida cuenta de la distancia entre domicilio y camino donde se produjo el hallazgo del cadáver".
Así, ante la "ausencia de elementos incriminatorios", la jueza considera que "no es posible mantener la incriminación", destacando además que Sergio y la víctima "no tenían ningún tipo de enemistad o animadversión entre ellos".
En cuanto a Berzosa, señala la jueza que su perfil genético no coincide y que las investigaciones "determinan la poca credibilidad de las palabras manifestadas de forma verbal a un testigo".
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De esta forma, cuatro años después del asesinato, acuerda el sobreseimiento provisional de las diligencias respecto a ambos sospechosos, a pesar de que la acusación particular considera que la clausura del procedimiento es "precipitada".