El joven de 18 años que falleció en el centro de menores almeriense 'Tierras de Oria' después de que le redujeran ante una "situación de agresividad y violenta", presentaba signos de asfixia, según el informe preliminar de la autopsia, al que ha tenido acceso el diario 'El País'.

De acuerdo con dicho medio, el informe cita "signos asfixiáicos generales muy evidentes" y recoge que intervinieron "seis guardias jurados" para contener al chico. En este sentido, el estudio "no descarta la compresión abdominal o la sofocación con almohada/colchón en esta muerte".

Siempre según el informe, citado por 'El País', una cámara de seguridad habría recogido el momento en el que los guardias redujeron al joven. Este habría quedado boca abajo sobre la cama, atado de pies y manos con los brazos y piernas en cruz. "Con la cabeza apoyada en almohada y colchón y se le ejerce presión con una rodilla en la escápula izquierda y con una mano en la espalda, aparte de sujetarle la cabeza (da la impresión que está aprisionada contra la almohada y el colchón)", reza el documento.

"Para colocarle las bridas se sientan en las extremidades inferiores y le hacen presión sobre zona lumbar; a los diez minutos de este proceso, cuando está sujeto de pies y manos, deja de moverse y continúan poniéndole el cinturón abdominal, ya sin resistencia y sin percatarse de que el chico ha perdido la conciencia (se van quitando de encima poco a poco porque ya no hace fuerza)", prosigue el informe, que recoge como, pasados 15 minutos, se llama al médico, que le practicó una reanimación cardiopulmonar.

Aunque se movilizó a un helicóptero de los servicios médicos, murió antes de que fuera trasladado al hospital.

A pesar de que la Junta de Andalucía aludió inicialmente a que el chico sufrió convulsiones y, a continuación, una "parada cardiorrespiratoria", a falta de los análisis toxicológicos el informe forense preliminar señala que tenía un "corazón aparentemente normal". La Junta también afirmó que las medidas de contención se aplicaron en presencia de un médico.

El joven I.T., de origen marroquí, era policonsumidor de drogas desde los diez años, pero, a la espera de los análisis, el informe preliminar descarta que las hubiera podido consumir recientemente, por los estrictos controles del centro al respecto.

Según ha relatado el padre de otro interno del centro a 'El País', el "protocolo de contención" se le aplicó al joven después de que reaccionara, presuntamente, de forma violenta cuando le llamaron la atención porque estaba haciéndose él mismo un tatuaje en el brazo. En este sentido, la autopsia recoge que presentaba "múltiples heridas cortantes cicatrizadas autoproducidas en dorso de brazo y antebrazo izquierdo".

La Oficina del Defensor del Pueblo Andaluz y Defensor del Menor ha abierto una queja de oficio por su fallecimiento, que está siendo investigado por el Juzgado Único de Purchena. Por su parte, la Red Andaluza de Inmigración y Ayuda al Refugiado anunció que se personará en la investigación de este caso.