"Hago este vídeo para que le deis difusión": así comienza la denuncia que ha difundido a través de Youtube Ismail Fernández Laboury, un joven de Salobreña, Granada, que no pudo coger su vuelo de vuelta a Málaga en el aeropuerto de Luton porque la compañía con la que volaba, Ryanir, le dijo que su silla de ruedas no se adaptaba a las medidas, ya que excedía los 81 cm de alto.
El joven ha explicado que una semana antes había viajado con la misma compañía hasta Londres. "Para venir todo bien, Ryanair montó mi silla en el avión sin problemas, pero a la vuelta me dicen que las medidas de mi silla no son compatibles, por lo que no puede viajar en el avión", ha denunciado el joven. En aquel viaje, los azafatos de la compañía desconectaron la batería de su silla eléctrica y la introdujeron en la bodega.
Según ha afirmado a laSexta, Ismail trató de explicarles que la silla se puede reclinar y adaptarse a la medida indicada, aunque es innecesario, porque puede viajar sin problemas en la bodega, como ya hizo a la ida.
El joven asegura que es "una incongruencia", y que la compañía acusó a los compañeros en Málaga de haber cometido una "ilegalidad". "Me dejan sin volar hoy, me dan un hotel con cena y desayuno y transporte desde y hasta allí, pero que luego el hotel nos ha querido cobrar y yo no he podido pagar", ha explicado.
"Tienen que poner piedras en el camino totalmente innecesarias y tontas, porque mi silla cabía perfectamente en ese avión", ha espetado Ismail, que ha denunciado que "poner trabas a gente que de por sí ya tiene muchas trabas en su vida" es "una falta de respeto, de ética y de integridad moral".
Un usuario de Twitter, amigo del afectado, también ha difundido su historia por dicha red social, donde ya ha acumulado decenas de 'retuits' y comentarios en contra de la actitud de la compañía. Ryanair ha asegurado en respuesta que han contactado con el afectado y "ya han resuelto la situación".
La compañía ofrecieron al afectado y a su hermana un vuelo de vuelta con Easyet que pudieron coger un día después de la incidencia. El joven ha explicado que incluso con la nueva compañía también estuvieron cerca de sufrir el mismo problema, ya que el personal les pidió documentación de la silla y un manual de instrucciones de la batería de la misma, a pesar de que la habían desconectado, tal y como hicieron a la ida. Finalmente, pudieron volver a Málaga pese a las dificultades.
Ahora Ismail está valorando si va a reclamar o denunciar la situación vivida por los perjuicios causados, pero sobre todo por el acto discriminatorio en sí.