Salen a la luz las imágenes del vigilante de seguridad que el 14 de diciembre provocó el pánico en Tarragona. La escena es de película y sorprende la frialdad con la que el atacante cogió todas sus cosas y se marchó del lugar tras herir a tres personas y, posteriormente, a un Mosso d'Esquadra. De hecho, durante su huida llegó a mandar un mail a sus compañeros explicándoles los motivos. Finalmente, fue abatido por los Mossos.

Para él se ha decretado prisión provisional mientras se recupera en el hospital. Todo ocurrió así, según se observa en el vídeo que acompaña estas líneas: Marin Eugen Sabau, de 45 años, entra con gorra y peluca en la empresa de seguridad para la que trabajaba. Pistola en mano, se pasea por las oficinas del lugar. Se quita el disfraza mientras empieza a hablar con un compañero. Sabau le enseña la pistola y parece que discuten. Es en el momento en el que carga el arma cuando su actitud ya es del todo amenazante.

Le pone lo que parece un cañón silenciador y se le cae, se le ve nervioso. Su compañero trata de frenarlo, pero no lo consigue. El pistolero de Tarragona entra y efectúa varios disparos contra un trabajador. Cuando este compañero vuelve a dirigirse hacia él y trata de reducirlo, sin éxito, el pistolero lo acaba encañonando. Pide clemencia, pero no lo perdona y acaba con un disparo en la pierna.

Sabau quiere volver a entrar en las oficinas, y en esta ocasión lo hace por una ventana. Una vez dentro, vuelve a buscar más víctimas entre los trabajadores que hay escondidos y a disparar sin miramientos. A cotinuación, se ve cómo meticulosamente desmonta el arma, recoge la gorra y la peluca y abandona las oficinas. Horas después, tras una trepidante persecución, se atrinchera en una masía abandonada de Riudoms con un fusil con mira telescópica y un chaleco antibalas, donde finalmente es abatido.

El agente y uno de los empleados heridos ya han recibido el alta, si bien el otro hombre sigue ingresado en estado crítico y la mujer, en estado grave, ambos en el hospital Joan XXIII de Tarragona. Al pistolero se le acusa de los delitos de tentativa de homicidio, tenencia ilícita de armas y atentado contra agentes de la autoridad. Tan pronto reciba el alta médica, los Mossos d'Esquadra le trasladarán a la cárcel de Mas d'Enric de El Catllar (Tarragona) y, al día siguiente, ante el juez.