Un hombre de 45 años que este martes ha asesinado a cuchillazos a una vecina de 24 años en Zaragoza estaba en busca y captura desde hace dos años. Estaba fugado desde 2020, cuando no volvió a la prisión de Zuera tras un permiso penitenciario.
Allí cumplía una condena de 21 años por asesinar a otra mujer en 2001: la conoció en una discoteca de Madrid y se marcharon juntos a una casa. El quería mantener relaciones sexuales pero ella no, motivo por el cual cogió un cuchillo con una hoja de 20 centímetros y le asestó diez puñaladas.
Más de dos décadas después de ese crimen y siendo buscado por la Policía, vivía en un bloque de Zaragoza donde ha perpetrado el nuevo crimen.
A última hora de este martes el detenido prestó declaración ante la policía en el hospital e intentó eximir su culpa al asegurar, según fuentes de la investigación, que la víctima estaba "obsesionada" con él y que la noche de los hechos la mujer llamó a la puerta de su vivienda con la excusa de pedir algo y que al abrir ella le clavó un cuchillo en el abdomen.
Según la versión del detenido, los dos cayeron al suelo del descansillo, él pudo arrebatarle el cuchillo y se lo clavó varias veces para defenderse del ataque, una en el cuello, y salió a la calle a pedir ayuda.
Ahora se encuentra ingresado en el Hospital Miguel Servet recuperándose de las heridas y detenido acusado de un delito de homicidio.
Se trata de un nuevo caso de violencia contra las mujeres que, según denuncian las expertas, evidencia que el sistema ha vuelto a fallar. "Vuele a poner de relieve la descoordinación entre las instituciones que deben velar por la protección de las víctimas", apunta Olatz Alberdi, de ABA Abogadas.
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