Un investigador privado y expolicía californiano ha salvado de una muerte segura y devuelto a la libertad a una burra salvaje que permaneció atrapada en un islote en medio de un lago durante casi tres años. "Fueron muchas llamadas y solicitudes de ayuda para sacar a esta burra, que estaba sola, expuesta a morir de hambre y aislada por culpa del cambio climático", aseguró Harry Markarian, antiguo detective de la Policía de la ciudad californiana de Merced.

Markarian, que bautizó al animal como Hillary, la vio por primera vez con una pequeña manada de burros salvajes en un pedazo de terreno elevado sobre el lago McClure, un embalse en el centro de California. Habían llegado hasta allí por la sequía que durante años experimentó ese estado y secó el embalse. Sin embargo, las lluvias de 2016 volvieron a inundar la zona, formando dos islas.

El expolicía, de 61 años y aficionado a la pesca y la naturaleza, explica que Hillary se quedó en una de esas islas con sus compañeros de manada, pero al contrario que el resto del grupo, no logró escapar por un problema que padece en la pata delantera derecha. Como consecuencia, Hillary se quedó sola en uno de esos pedazos de tierra.

En los últimos años, las lluvias habían ido reduciendo cada vez más el pedazo de tierra donde vivía el animal, que parecía condenada a morir sin remedio. Sin embargo, Markarian se propuso reubicarla, una tarea que se convirtió en titánica debido a la burocracia.

El investigador, que durante 20 años trabajó resolviendo crímenes en Merced, comenzó en 2017 a buscar a las agencias responsables del animal. Sus pesquisas lo llevaron hasta el Distrito de Irrigación de Merced (MID, por sus siglas en inglés), responsable del terreno donde estaba atrapada Hillary, así como al Departamento del Alguacil del Condado Mariposa, el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California (CDFW) y la Oficina Federal de Administración de Tierras (BLM).

Sin embargo, denuncia Markarian, las autoridades estatales y federales se pasaban la pelota unas a otras sin resolver el problema de Hillary. "Cada uno apuntaba el dedo hacia otra agencia o autoridad para decidir quién tenía responsabilidad sobre Hillary, pero nadie se hacía cargo", recuerda el investigador privado.

Un complicado rescate

El caso llegó incluso a oídos de biólogos y expertos de la Universidad de California Davis, que recomendaron dejar al animal en el islote debido a los riesgos que conllevaba sacarla. Aunque los lugareños y el investigador se habían dedicado a alimentarla, la progresiva desaparición de pasto y el riesgo de que muriera de hambre llevaron a Markarian a convocar este verano a voluntarios y expertos para rescatar a Hillary de una vez por todas.

Sin embargo, el exdetective se encontró de nuevo con otra pared burocrática, ya que su rescate podía ser ilegal, pero finalmente la presión pública hizo que a finales de agosto la CDFW organizara una operación de salvamento que no fue fácil: los veterinarios intentaron atraer a Hillary a un corral improvisado con pedazos de sandía, pero no cayó en la trampa y unos gansos terminaron comiéndose la fruta.

Finalmente, tuvieron que dispararle tranquilizantes para trasladarla en un bote a tierra firme y de ahí al refugio de la organización Peaceful Valley Donkey Rescue, cerca de la ciudad de Sacramento. Bob Stafford, biólogo de CDFW, explica que no se liberó a Hillary cerca de su manada por temor a que los otros burros la rechazaran tras tantos años alejada, así que la llevaron al refugio donde además los veterinarios le trataron la lesión de la pata.

"Se ve muy bien, se ha integrado rápidamente y ahora sabemos que estará segura y no va a estar sola", dijo Markarian, que esta semana se reencontró con Hillary en su nuevo hogar y ha prometido seguirla visitando.

Hillary, en un pedazo de terreno en el lago McClure