Un tripulante del buque oceanográfico Ángeles Alvariño ha hablado por primera vez de cómo fue la búsqueda de Tomás Gimeno y las pequeñas Anna y Olivia desde dentro del operativo. Lo ha hecho en una entrevista en 'El Faro de Vigo' donde, pese a que ha pedido no ser identificado, ha explicado las jornadas maratonianas que vivieron las catorce personas presentes al encontrar el cadáver de la hija mayor de Beatriz Zimmermann.

"Cuando encontramos el cuerpo de Olivia a muchos se nos saltaron las lágrimas y eso que no vimos los restos", cuentaen el rotativo gallego este vecino de O Morrazo, que trabajó en el operativo.

"No vimos nada porque el cuerpo estaba en una bolsa. Se encontró a las 11 de la mañana –lastrado con un ancla– y no se pudo reflotar hasta las cinco de la tarde. No ves nada pero no paras de darle vueltas a la cabeza. Los tripulantes no comimos. No estamos acostumbrados a esas cosas porque el Ángeles Alvariño no se dedica a eso. Nos cuadró ir porque teníamos el robot en otras tareas", asegura en la entrevista. En el vídeo que acompaña estas líneas puedes ver las razones por las que se ha suspendido la búsqueda.

Sobre el operativo del barco, este tripulante explica cuál fue su trabajo durante las semanas que realizaron el exhaustivo barrido de la zona: "Cuando llegamos allí la policía ya tenía delimitado el campo sobre el que había que buscar. Barrimos toda la zona tanto con una sonda como con una maquinaria de barrido lateral, que detectaba cualquier objeto que se identificaba en el fondo. Después el robot submarino bajaba a comprobar todo lo identificado", señala.

Estas operaciones estaban previstas hasta el 8 de junio, pero justo ese día se encontraron la botella de oxígeno y el edredón de Tomás Gimeno, por lo que se prolongó la búsqueda. Dos días después, apareció el cadáver de Olivia.

El buque del Instituto Español de Oceanografía ya ha abandonado las aguas canarias y está en la Península, donde han de llevar a cabo un cuidadoso mantenimiento del robot sónar que llevan a bordo.

En total, durante el mes que permanecieron en aguas canarias, catorce personas manejaban el barco además de los seis técnicos que controlaban el robot submarino y trabajan en guardias de 12 horas.

"Mucha gente nos pregunta por lo que pasamos. En esto juega mucho la mente de cada uno. Como no vimos nada, ahora vamos dejando atrás todo aquello", afirma.