A pesar de que llamó al 112 pidiendo una UVI móvil, finalmente un joven madrileño de 24 años acabó muriendo tras no recibir ayuda.

El propio Aitor García Ruiz y su madre llamaron al Summa alertando de que se estaba "ahogando" y la respuesta que obtuvieron fue que él "respiraba perfectamente".

El joven contó, con la voz entrecortada, que no podía respirar y que justo minutos antes se había desmayado, sin embargo, desde el 112 cuestionaron sus palabras.

La madre denuncia la atención telefónica recibida

El médico que le atendió no dejó de preguntar una y otra vez si había tomado algún tipo de sustancia, e incluso llegó a afirmar: "Está tocado de algo".

Aitor García Ruiz no podía respirar debido a un trombo pulmonar no diagnosticado que le llevó poco después a una parada cardiorrespiratoria. El joven estuvo así durante 23 minutos, tiempo en el que no tuvo riego cerebral y cuando la UVI móvil llegó hasta el lugar ya era demasiado tarde para salvar su vida.

Reclaman 175.000 euros de indemnización

Los hechos tuvieron lugar en enero de 2018 y ahora la familia reclama 175.000 euros de indemnización a la Comunidad de Madrid, de quien depende el Summa 112.

"Trataron a mi hijo peor que si fuera un perro", ha denunciado Carmen Ruiz, madre de Aitor, ante los medios.

En Espejo Público relatado el calvario que vivieron. "El médico estaba empeñado en que mi hijo era un drogadicto", ha contado.

Antes de que se desmayara, según ha recordado Ruiz, trataron de llevar al médico a su hijo, pero todo se precipitó: "Vimos que tenía mal color porque le faltaba la respiración [...] Nos asustamos y decidimos llevarlo a un centro pero no nos dio tiempo porque se desvaneció y no podíamos con él".