Las olas de calor afectan y mucho a las residencias de ancianos. Algunas de ellas no están preparadas. Únicamente cuentan con aire acondicionado en las zonas comunes. Mientras, en las habitaciones tiran de ventiladores para poder mitigar el calor sin que dé resultado. Este es el caso de la residencia Domus VI, en Móstoles, en Madrid.
"Las habitaciones están sin aire acondicionado", denuncia Adela López, familiar de uno de los mayores afectados. "Eran casi 30 grados en la habitación con dos ventiladores", denuncia otra.
El aire acondicionado solo está en las zonas comunes. Los familiares se ven obligados a dejar las puertas abiertas para que haga corriente o a comprar ellos mismos ventiladores o torres de frío.
En muchos casos, como el de Josefa, la madre de Adela, esto no soluciona el problema. Su hija explica que su madre necesita que alguien le encienda la torre de frío porque tiene alzhéimer y no se acuerda.
Pero el calor aumenta si los ancianos necesitan máquinas. "Ese comprensor hubo que sacarlo porque era absolutamente incompatible con la temperatura que hacía dentro y mi madre, que estaba en las últimas, falleció tres días después", lamenta Begoña.
Estas no son situaciones aisladas. Otras residencias también lo padecen. Beatriz, que vive en una residencia de Usera, cuenta como llevan años sufriendo este calor sin que nadie haga nada. "El aire está puesto al máximo y no enfría", denuncia.
Desde las asociaciones de familiares se quejan que no hay una legislación que obligue a los centros a mantener una temperatura optima en verano. Solo unas recomendaciones, que en muchos centros no se cumplen.
Miguel, de la asociación Pladigmare, asegura que no se deberían dar autorizaciones administrativas de funcionamiento ni otorgar subvenciones a las residencias que no garanticen unas temperaturas en las habitaciones. Tanto los familiares como las asociaciones lo han denunciado, pero de momento solo pueden esperar a que pase el verano.
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