Disfrazados de heteros

Disfrazarse de heteros para no sufrir represalias en el trabajo: "No disfruté del permiso cuando me casé para no decirlo"

El dato Solo un 26% de las personas del colectivo LGTBI se visibiliza ante sus compañeros de trabajo y la cifra desciende hasta un 12% cuando se trata de mostrarse ante sus superiores.

Disfrazarse de heteros para no sufrir represalias en el trabajo: "No disfruté del permiso cuando me casé para no decirlo".
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Aunque las normativas del ámbito laboral buscan combatir la LGTBIfobia, el ámbito laboral sigue siendo en muchas ocasiones un mundo hostil para muchas personas del colectivo LGTBI que se ven forzadas a esconder su verdadera identidad y disfrazarse de heteros para evitar la discriminación y el acoso en el ámbito laboral.

Hugo lo vivió en primera persona. A sus 26 años empezó a trabajar en el sector de la seguridad y tuvo que evitar mostrarse tal y como era para evitar el rechazo en su empresa. "Entré como chica, con el pelo largo, maquillaje y escote, lo hacía para evitar que la gente supiera quién era", relata.

Sin embargo, al mes decidió empezar su transición, y vivió un calvario que atraviesan la mayoría de las personas trans: "Empecé a sufrir discriminación, yo iba con mi barba, pero en los papeles seguía poniendo Verónica". Ante esa situación, se vio obligado a ocultar quién era y aseguraba que la situación del nombre se debía a un error: "La gente que entraba hacía bromas sobre ese tema, yo les decía que tenía el nombre de una compañera porque había caducado".

Miguel también sufrió la discriminación mientras trabajaba como consultor, un ámbito laboral muy masculinizado en el que solo encontraba trabas para hacer pública su homosexualidad. "Un par de chicas sabían que era gay, pero no mis jefes, te genera miedo que por saber tu condición te vaya a penalizar".

Este miedo le hizo renunciar incluso a su permiso tras casarse. "No lo disfruté porque decírselo a la empresa suponía salir del armario", relata. Cada día, al entrar a la oficina, tenía que fingir ser una persona distinta a la que realmente era y ponerse "esa máscara" que le ha oprimido durante años.

Óscar también ha pasado buena parte de su vida profesional en el armario. Concretamente, ha escondido su sexualidad durante 10 de los 20 años que ha trabajado en el sector del gran consumo. "Poco a poco mi carrera iba ralentizada, me decían que me faltaba liderazgo y que era muy discreto", explica.

Una discreción que en realidad no era más que temor de mostrar su homosexualidad y que le terminase perjudicando: "No te atreves ni a hablar por miedo a significarte, no es que engañemos, es que si lo contamos va a repercutir en nuestra carrera profesional".

Eva es abogada y también ha sufrido en el ámbito judicial la opresión que supone el temor a mostrarse abiertamente como miembro del colectivo LGTBI. "Muchas personas están fuera del armario en su vida personal, pero en el trabajo no lo cuentan", explica.

Algo que, por desgracia, es demasiado común. Solo un 26% de las personas del colectivo LGTBI se visibiliza ante sus compañeros de trabajo y la cifra desciende hasta un 12% cuando se trata de mostrarse ante sus superiores. Porque en pleno 2025, aunque muchas empresas buscan fomentar la inclusión, el ámbito laboral sigue siendo un mundo en el que muchos se ven obligados a disfrazarse de heteros.