Una veintena de discotecas de Barcelona repartirán o venderán tapas para los vasos para evitar que alguien pueda introducir sustancias químicas en las bebidas con la intención de cometer una agresión o violación sexual.

Así lo ha informado la Federación Catalana de Asociaciones de Actividades de Restauración y Musicales (FECASARM) en su Twitter este jueves, con la previsión de que la medida se implante en junio.

Los propietarios de las discotecas contarán con un tapa que cubre el vaso con un papel de aluminio desechable que permite cubrir la bebida y que dispone de un código QR con línea directa con la policía.

Esta medida forma parte de un protocolo internacional para prevenir agresiones sexuales, denominado 'Ask for Angela' (Pregunta por Ángela), que consiste en preguntar a un camarero por Ángela para expresar que la mujer está en situación de peligro.

Una de cada tres violaciones en España se produce bajo sumisión química

El mes de marzo, el Ministerio de Justicia compartió que una de cada tres agresiones sexuales en los últimos cinco años podrían haberse producido "con la víctima bajo estado de sumisión química" por efectos del alcohol, las drogas u otras sustancias. La titular de Justicia, Pilar Llop, aseguró en rueda de prensa que hay "indicios para creer" que otros "muchos" casos "se nos escapan".

Estos datos se compartieron durante el Día Internacional de la Mujer, resultado del trabajo del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF) sobre la sumisión química, un "tipo de violencia cada vez más extendida" por la que pedía actuar de manera "imprescindible".

El testimonio de una presunta víctima de sumisión química

El pasado mes de noviembre, en Más Vale Tarde recogieron el testimonio de una presunta víctima de agresión sexual en un bar, que reconstruyó los hechos. "Noté que alguien me cargaba. Era una escalera muy estrecha. Lo próximo que recuerdo era sentir una fuerte presión en la zona de la vagina y el ano. Sé que sentía dolor en todo. Cada vez que intentaba levantarme, sentía una presión que me agachaba. La imagen que tengo es la de su cara y de verlo sin preservativo", recordaba.

La chicha hablaba de que un amigo con el que iba ni siquiera se acordaba de haber salido del pub en el que se encontraban, siendo su siguiente recuerdo nítido el levantarse en la cama de un hospital. "Me daba asco a mí misma por no haber podido parar esto. Hasta que no me veo segura de denunciar, obviamente no pongo la denuncia", zanjó. El dueño del bar, por su parte, defendió que no ocurrió nada irregular.