Después de dos años, a finales de enero se celebrará en la Audiencia de Barcelona el juicio por el crimen de la Guardia Urbana. Se trata del caso del asesinato del agente de policía local de Barcelona, Pedro Rodríguez, y por el que se ha investigado a Rosa Peral, su pareja, y a Albert López, amante de ésta.

El cadáver de Pedro, quien convivía con Rosa y las hijas de ésta en Cubelles, fue hallado en mayo de 2017 calcinado dentro del maletero de su coche. Fue entonces cuando Peral declaró ante los Mossos que la noche del 1 de mayo Albert López, su amante, apareció en la casa familiar poseído por los celos y, tras una discusión, Pedro desapareció sin dejar rastro.

Rosa y su amante, ambos agentes de la Guardia Urbana, fueron detenidos y desde entonces esperan el juicio en prisión. Han pasado dos años y las contradicciones en sus versiones han sido constantes, aunque Albert López ha reconocido parte de los hechos.

De hecho, los agentes de los Mossos encontraron una toalla con restos de sangre en casa de Rosa que en un principio se recogió pensando que podía incriminarla en los hechos. Estaba en el cubo de la ropa sucia y al encontrarla los Mossos gritaron de alegría: "¡Ya lo tenemos!".

El primer estudio científico reveló que en la toalla había ADN de Pedro y de la propia Rosa. Pero la sangre no era de la víctima, sino de su pareja. De hecho, Rosa ha insistido mucho durante este tiempo para que se realizase la prueba para confirmar que la sangre era suya y que el ADN de Pedro correspondía a esperma.

Ella siempre ha sostenido que la toalla fue utilizada por ambos tras una relación sexual y nunca para limpiar sangre de su novio tras el asesinato, que según apunta el fiscal, habría sido perpetrado por ella y su amante.

Ahora la Justicia ha accedido a las peticiones de Rosa Peral para proceder a los exámenes pertinentes y averiguar de quien era la sangre, pero, según informa el periodista Carlos Quílez, el juzgado reconoce que no encuentra la prenda.

Ante la estupefacción de Rosa Peral, los juzgados han oficiado contra reloj al almacén de piezas de convicción de los juzgados de Barcelona para tratar de encontrarla, aunque de momento la acusada cuenta con una prueba menos a su favor.