El amor de un padre por su hijo todo lo puede. Al menos ese es el lema que parece llevar por bandera Fan Fugui, un hombre de origen chino que lucha para que su hijo de un año, aquejado de varias afecciones oculares, no pierda definitivamente la vista.
En concreto, y según informa el blog Acid Cow, el menor sufre aniridia, una enfermedad del ojo que provoca una atrofia total o parcial en el nervio óptico, y que requiere de una operación para no quedarse ciego. El problema de esta familia residente en el municipio de Chongqing es que no podían pagar el coste de la intervención, que ronda los 14.000 euros.
Ante la concatenación de desdichas para salvar la vista al niño, a Fugui sólo se le ocurrió una medida extrema y desesperada: viajar a Pekín para arrodillarse en ropa interior y ofrecer a los viandantes un considerable palo con el que podían azotarle a cambio de un donativo. Por cada golpe, Fugui sólamente pedía poco más de un euro.
En una de las muchas imágenes difundidas se puede ver un cartel en el que explica la situación que atravesaba la familia, así como otros documentos que acreditaban la sinceridad de sus intenciones y su acto. Junto a él, su mujer y su hijo, abrigados por las bajas temperaturas, apoyan al padre en su duro plan.
De momento, y hasta lo que se ha podido saber, la cobertura de los medios locales ha servido para que este padre haya conseguido recaudar poco más de la cantidad necesaria para costear la cirugía, y no ha sido necesario ningún golpe para ayudar a este pobre padre.
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