Nancy Paola fue víctima de un crimen machista en Santander. Tenía 29 años y dos hijas en Guatemala. Su presunto asesino, su expareja, con la que llevaba un año, no ha parado de repetir en el juicio que él no la mató.
"Yo soy inocente. No la maté, y menos embarazada", ha destacado ante el juez. La joven estaba embarazada de 16 semanas y él ha negado que fueran pareja. Ha dicho que eran solo amigos, y que lo único que hizo fue protegerla: "Yo me hacía matar por ella, a mí ella nadie me la tocaba".
Sin embargo, según el fiscal, el 20 de agosto Carlos la estranguló en su domicilio, un estudio que habían alquilado una semana antes en Ciudad Real. Después, descuartizó el cuerpo de la joven con una piqueta "de forma minuciosa", según el escrito, y lo metió en cuatro bolsas de basura.
Esa misma noche, con ayuda de un carrito, llevó las bolsas a esta zona de matorral de difícil acceso en Santander. Un trayecto que captaron las cámaras de seguridad y de tráfico. Los restos de la joven los encontraron casi un mes después, el 17 de septiembre.
Mientras, Carlos, en lugar de denunciar, se marchó a Burgos. Fue la familia de Nancy la que denunció la desaparición 6 días después. Las pruebas contra él son abrumadoras para el Fiscal: encontraron su ADN en el plástico de la piqueta que usó para descuartizar el cadáver y restos de sangre de la joven en la cocina y en la bañera de la vivienda.
El fiscal también ha hecho al jurado tener en cuenta en los antecedentes del joven: "El acusado ha maltratado a su madre, a su hermano y a dos víctimas ajenas a la mujer que ha asesinado", ha exuesto. La fiscalía pide para él 33 años por un delito de asesinato con alevosía, de aborto y de profanación.