Juan y Micaela, dos personas mayores que forman parte del grupo de riesgo más vulnerable al coronavirus, han decidido pasar la Nochebuena en soledad ante el notable aumento de la incidencia acumulada a pocos días de las fiestas. A través de un correo electrónico han comunicado a sus hijos y nietos que no se reunirán con ellos para celebrar la Navidad.

"Nos íbamos a reunir 11 o 12, pero después de meditarlo y comentarlo con nuestros hijos, hemos decidido no reunirnos", nos han contado. La mayoría se lo ha tomado bien, aunque los nietos mayores, "regular", según ha dicho Micaela. Y aunque a ambos les da pena esta decisión, no dudan en que han hecho lo que debían hacer: "Estamos convencidos de que es lo mejor que hacemos".

Como ellos, a cuatro días de extender el mantel de la mesa y ponerla bonita, muchos aún no sabemos cuántos platos poner. En el caso de Toñi, serán 14 si no hay cambios: "Mi hijo es positivo COVID y ya somos uno menos. Por ahora tendré que quitar un plato, pero igual hay que retirar alguno más". Y en casa de Rosa, la mesa iba a ser para 8.

Pero al final solo serán tres: "Mis dos hijos y yo. El caso es que tengamos salud y que no lo cojamos ninguno". En el caso de Marianela, iban a ser 15 pero finalmente serán tres por precaución: su tía y su marido y ella. Por su parte, la de María José y Ramón se queda como pensaban. Porque la mayoría, dicen, están trivacunados: "Nos vamos a hacer la prueba de antígenos antes".

Será la Navidad de alineaciones de última hora, y cenas en el congelador, para otro día. Aunque lo bueno de quitar platos es poder ponerlos el año que viene.