En una emotiva carta, titulada "Es más tarde de lo que piensas", el empresario J.R Storment explica cómo recibió la llamada que le cambió la vida: su hijo de ocho años había muerto.

En el texto, compartido a través de su Linkedin, se lamenta por no haber dedicado más tiempo a la familia e insta a otros padres a anteponer las relaciones familiares a sus trabajos.

Padre de dos gemelos y adicto al trabajo, Storment se encontraba en una sala de conferencias trabajando junto a otras 12 personas. Esa misma mañana había reconocido a sus compañeros que en los últimos ocho años no se había tomado más de una semana de vacaciones.

De repente recibió una llamada de su mujer. Su hijo Wiley, de ocho años, había muerto mientras dormía. Al llegar a su casa, según explica en la carta, estuvo casi tres horas sin poder entrar a la habitación de su pequeño, ya que la policía y los médicos estaban haciendo las investigaciones pertinentes.

Cuando finalmente pudo acceder a la habitación, él y su mujer se sentaron junto a la cama y estuvieron acariciándole el pelo durante media hora.

Storment recuerda en el texto que su hijo, con tan solo ocho años, ya soñaba con empezar su propio negocio y casarse algún día. Algo de lo que él se siente "afortunado" por haberlo "logrado con éxito".

Además, recuerda que la noche anterior a la muerte del pequeño habían discutido y le había regañado haciéndole llorar. Aunque se habían terminado disculpando y reconciliando justo cuando llevó al pequeño a la cama.

Por la mañana, el padre había salido de casa temprano para ir al trabajo. No se había despedido ni dado un beso a sus dos hijos. Horas más tarde su mujer, al ver que el pequeño dormía demasiado, intentó despertarle y descubrió que estaba muerto.

Wiley fue diagnosticado con epilepsia benigna infantil. "Se llama 'benigno' porque generalmente desaparece en la adolescencia. Estadísticamente era muy poco probable que la enfermedad matase a nuestro hijo: solo 1 de cada 4.500 niños con epilepsia muere", cuenta el padre.

Tras la muerte, Storment ha cambiado su forma de ver la vida: "Muchos han preguntado qué pueden hacer para ayudar. Abraza a tus hijos, no trabajes hasta tarde. Si hay alguna lección que sacar de esto es recordarles a los demás, y a mí mismo, que no se pierdan las cosas que importan", dice en su carta. Así, invita a todos los lectores a cuestionarse cómo priorizan su tiempo.

Cuenta que todavía no ha podido volver al trabajo, porque no quiere volver a dejarse llevar por él y después arrepentirse de las cosas que se ha perdido. Por último, reconoce que el único "lado positivo de esta tragedia" es que la relación con Oliver, su otro hijo, ha mejorado. Le dedica más tiempo y conectan "de una manera que antes", por trabajo, se "había perdido".