A pocos días de cumplirse un mes de la desaparición de Anna y Olivia, las niñas de Tenerife desaparecidas junto a su padre, la familia no pierde la esperanza de encontrarlas sanas y salvas.

La madre de las menores, que llamó el día de la desaparición hasta siete veces a su exmarido, se aferra a las palabras que le dijo tras cogerle el teléfono en una de esas ocasiones. Tomás Antonio le aseguró que no volvería a ver las pequeñas ni a él tampoco, pero que "no se preocupara porque él se iba a encargar bien de ellas".

En todo este tiempo la Guardia Civil no ha dejado de investigar tanto en la casa, el coche y la embarcación del padre en busca de restos biológicos con ayuda de perros adiestrados. En la lancha, que fue encontrada a la deriva y vacía, la Guardia Civil detectó restos de sangre en un primer registro, que resultaron ser del padre.

Ahora un buque oceanográfico dotado con un sistema de ecosonda multihaz y un robot submarino se dirige hacia Tenerife, donde podría llegar a finales de semana para sumarse a la búsqueda de Anna y Olivia.

Se trata del Ángeles Alvariño, del Instituto Español de Oceanografía, que se lo ha cedido a la Guardia Civil, tal y como avanzó la semana pasada la directora del instituto armado, María Gámez, pendiente entonces de la pertinente autorización del juzgado que instruye la causa como un presunto delito de secuestro.

A bordo de esta embarcación, que salió del puerto de Vigo este domingo y que en estos momentos navega en paralelo a la costa portuguesa, viaja el robot submarino Liropus. Se trata de un robot no tripulado capaz de maniobrar hasta 2.000 metros de profundidad, y que fue empleado para la observación del volcán submarino Tagoro, frente a La Restinga (El Hierro).

Con esta tecnología, la Guardia Civil rastreará el fondo submarino en un área delimitada por el geoposicionamiento del móvil de Tomás Antonio, obtenido a través de un duplicado de su tarjeta, en la madrugada del 28 de abril, horas después de que se le perdiera el rastro.

Las cámaras de la Marina de Tenerife y un vigilante lo vieron salir por segunda vez a la mar con su lancha a las 00.30 horas. Antes, había entrado al puerto solo con su coche, desde el que llevó a su embarcación varias maletas y bolsas, y realizó una primera incursión al mar.

Cuando regresaba a puerto, la Guardia Civil lo interceptó y lo propuso para sanción por saltarse el toque de queda. En la embarcación, los agentes no encontraron nada sospechoso.

A esas horas la madre de las niñas aún no había denunciado la desaparición. Horas más tarde, la lancha fue hallada vacía y a la deriva frente al Puertito de Güímar, y, al cabo, los equipos de emergencia localizaron flotando en el agua una silla de retención infantil que usaba Anna.

La madre pide al padre por carta que devuelva a las niñas

La madre de las niñas publicó el pasado jueves una carta en la que pedía al padre que devolviera a las menores y en la que se mostraba convencida de que seguían vivas.

"Tomy, te escribo esta carta porque necesito que pienses con el corazón, y no con la mente. Lamentablemente, el único medio es este", señalaba la madre en la carta, afirmando su convencimiento ante el estado de salud de ellas: "Sé que las quieres más que a ti mismo. Sé que jamás les harías daño, he defendido eso siempre y nunca lo he puesto en duda".

A lo largo del texto, afirma que la relación entre ambos "no funcionó por diversas razones", pero ello no implica meter a las pequeñas en esta situación: "Eso no significa que nos tengamos que hacer tanto daño, y sé que deseas lo mejor para ellas. Olivia y Anna son lo más bonito que nos ha pasado".

"Siempre estaremos unidos por ellas", le recuerda a Tomás, a quien insiste en que las pequeñas los necesitan "a los dos", que él las adora y que quiere "darles lo mejor". "Necesitarán a su padre y a su madre. Nos necesitan fuertes y unidos durante los buenos y malos momentos que les tocará vivir", destaca Beatriz, y reitera: "No se trata de nosotros, Tomy. Se trata de ellas".