Patrullamos con policías de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria durante una noche en el Puerto de Algeciras. Los radares están activos y hay que tener mucho ojo, porque desde hace una semana preocupa más la agresividad del narco. "Son mucho más agresivos y nos intentan embestir en muchas ocasiones. Buscan muchas veces impactar contra nuestros motores para dejarnos inactivos", cuenta un agente, quien expresa que su madre "no puede ver la televisión" desde que vio la noticia del fallecimiento de los tres guardias civiles en Barbate.
Los policías llevan chalecos antibalas, ya que saben que los narcos van armados, sobre todo, por los robos entre bandas. "El problema es que actuemos y se piensen que somos otra organización que le estamos robando la droga", señala un agente.
Salimos con ellos con un plan desde la base, y un tiempo después llega el primer aviso. Los equipos con los que están coordinados han informado de un posible objetivo, por lo que se acercan para comprobar si se trata de una narcolancha, aunque finalmente resulta no serlo. Sin embargo, no trata en salir otra alerta: un velero se encuentra sin identificar en una zona caliente, tras lo que los policías de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria descartan que se trate de una embarcación peligrosa.
Estos agentes saben muy bien lo que es el peligro, ya que se enfrentan a él de forma continua: "Tuve que hacer fuego con mi arma para impedir que nos pasaran por encima", expresa uno. Finalmente, la jornada de patrullaje acaba de forma tranquila, aunque no se confían, ya que saben que cada vez que salen a trabajar se están jugando su propia vida.
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