María Dolores de Cospedal ha hablado por fin de Bárcenas, aunque sin mencionarlo: "Seguiremos respetando las decisiones judiciales y colaborando, como no ha hecho ningún partido". La secretaria general ha ampliado así un poco más la primera reacción oficial del partido.
Y es que durante horas, la única explicación fueron 17 palabras en las que también manifiestan su respeto a las decisiones judiciales: "El Partido Popular manifiesta, como ha hecho siempre, respeto a las decisiones judiciales en todos los procedimientos". Otros dirigentes que se han dejado ver han preferido no hablar, como Ana Botella: "No tengo nada que añafir a lo que ha dicho el partido".
Un partido que, desde que salió el nombre de Bárcenas, ha vivido momentos de fractura. Con casi 30 años en Génova controlando las finanzas, los pesos pesados dieron la cara por él.
Javier Arenas afirmó en 2009 que "el señor Bárcenas ha desempeñado sus funciones con muchísima decencia". No sólo por miedo a un hipotético tirón de manta, también por el descrédito que supone haber estado en manos de alguien con tantos problemas con la justicia.
También en 2009, Rajoy llegó a afirmar: "Estoy convencido de que nadie podrá probar que no son inocentes". Pero hay una nueva corriente que no tiene miedo a que Bárcenas tire de la manta, encabezada por el presidente extremeño, José Antonio Monago: "No tengo miedo, que hable lo que tenga que hablar".
Algunos se han mostrado en ocasiones durísimos con el extesorero, como el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo: "Casos como el del señor Bárcenas me repugnan igual que a ustedes o más". O como la presidenta del PP vasco, Aratza Quiroga: "Mientras unos íbamos temblando a los plenos, otros estaban en política para otra cosa". El caso Bárcenas, y dos formas de afrontarlo.