Joaquín Leguina muestra su indignación por la operación de la dirección del PSOE para "liquidar" sin negociación previa al secretario general del PSM, Tomás Gómez, y reprueba que al margen de si le gusta más o menos un candidato "las formas en democracia (...) son fundamentales" porque de lo contrario "estamos en la barbarie".
"Ángel Gabilondo como ciudadano me parece un tipo muy apreciable, fue un rector excelente, y no tengo nada contra su persona, todo lo contrario, pero no me gustan nada estas formas", responde cuando se le pide la opinión sobre el exministro al que el PSOE ha impulsado para sustituir a Tomás Gómez como candidato en una operación que le parece un "atropello".
Evita dar su opinión personal sobre si es mejor cabeza de cartel que Tomás Gómez, de quien sólo dice que "como persona" le caía bien, que le pensaba votar, y que ahora tendrá que defenderse "porque se ha insinuado que era un corrupto, cosa que es falsa".
Tiene sus reservas sobre si el resultado electoral será mejor si Gabilondo es candidato que si lo hubiese sido Gómez -"eso lo tienen que decir los electores, se lo puedo contestar el 24 de mayo por la noche"- y dice que es "imposible comprobarlo" y que ahora la única comparativa posible será con el resto de España: "A ver cómo quedan en Valencia", apunta.
Niega que desde la dirección federal se reuniesen con Gómez para analizar la situación y pedirle una salida: "No hubo reunión, hubo una llamada para decirle que diera un paso atrás, y la siguiente fue que nos habían liquidado a todos".
Y le molesta la situación en que ha quedado el candidato a la Alcaldía, su amigo Antonio Miguel Carmona, quien "no está muy contento" y a quien "no le viene bien" la intervención ni una situación en la que le "bombardean por los dos lados". "Es un tipo valioso, tiene ideas, las transmite bien y yo creo que sería un magnífico alcalde", dice de él.
Tampoco le gusta nada la composición de la gestora que ahora dirige el PSM, y recurre a la letra de un tango -"tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida"- para describir la situación, que luego explica: "Vuelven los que perdieron el último congreso, (Rafael) Simancas y todo lo que desplaza, que es bastante".
Y bajo ningún concepto le hubiese gustado formar parte de ese órgano. Explica Leguina que el problema de los socialistas madrileños con la dirección del PSOE viene de lejos y se resume en que "la calle Ferraz (sede del PSOE) está muy cerca de Callao (sede del PSM)".
"Siempre ha entendido Ferraz que los que están aquí están a sus órdenes directas y los que están en Logroño, en Pamplona o en Bilbao -que las cosas están pésimas allí-, eso no importa", reprocha. Cuando se le pregunta si se va a ir de la formación como muchas veces se ha especulado, responde que a este paso se irá "el último antes del hundimiento", pero dice que no: "Yo he estado siempre en torno al partido socialista (...) y le debo al PSOE algunos cargos importantes".
"Quiero ser leal y me mantengo ahí aunque no tenga ningún cargo ni se me escuche para nada, pero bueno, hablar sí hablo", responde a Efe, aunque admite tener muy buena relación con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, y haberle "ayudado" en Barcelona debido a que Leguina se define como "radicalmente antinacionalista".
Y niega que Rivera le haya pedido unirse al partido también en Madrid: "Yo soy del PSOE y por eso no me lo han ofrecido, me parece que es muy digno por su parte y no se lo voy a pedir", dice el expresidente madrileño, que asegura que "sigue siendo del PSOE" y que no le gustaría irse, aunque no sabe lo que pasará en el futuro.
Sobre si le gustaría volver a tener un papel más activo en su formación, dice que ya está "muy mayor para esos trotes", pero, tras relatar la historia de un señor que siempre decía que era ya demasiado anciano para embarcarse en la guerra de Cuba, recuerda que ese señor, con el que él se identifica, "al final fue a Cuba".