Faltan más de cuatro meses para las elecciones autonómicas pero la escena política ya se desarrolla a diario en una precampaña constante. Un ejemplo es la última polémica generada por Vox en Castilla y León con el anuncio de un protocolo antiabortos que pillaba al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, con el pie cambiado. Tardó varios días en intentar, sin éxito, arrojar algo de luz sobre los nuevos planes "provida" para las castellanoleonesas embarazadas y aún son muchas las dudas que existen. A estas horas, el nuevo protocolo sigue siendo "fantasma" y ningún sanitario lo ha recibido.

Lo que sí ha quedado claro es la lucha que se vive en el seno del Gobierno de Castilla y Léon y lo inestable de la relación entre el PP y Vox. Una tensión que se asemeja a los primeros enfrentamientos que se vivieron entre el PP y los naranjas de Francisco Igea y que dieron lugar a una corta legislatura anterior que acabó en elecciones anticipadas. Con este panorama, el debate está abierto. En la dirección del PP hay quienes apuestan por un adelanto electoral, mientras que otras voces prefieren esperar y otros incluso prefieren forzar que sea Vox el que reviente el pacto. Algo que para varios barones sería un suicidio.

Por ahora el pacto de Gobierno con la extrema derecha se mantiene, aunque es evidente que a medida que se acerque la fecha de las elecciones (28 de mayo), la política de escenificaciones se irá incrementando. Y en estos momentos está sobre la mesa la posibilidad de que Mañueco vuelva a adelantar unos comicios y se una a esa fecha electoral.

Este martesVox amenazaba con romper el Gobierno de Mañueco si no se cumplían los pactos, entre ellos su plan antiabortista. El secretario general de Vox, Ignacio Garriga, advertía de que su partido no daría "ningún paso atrás" en el plan antiaborto anunciado en Castilla y León. "Si no se cumplen los acuerdos tendremos que revisar si seguimos en el gobierno", decía. Un relato en el que insistía el portavoz del partido de extrema derecha en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, asegurando que lo aprobado "se tiene que convertir en protocolo en las próximas horas".

La réplica llegaba desde el propio líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que insistía en que el posicionamiento del vicepresidente de Vox, Juan García-Gallardo, no tenía "ningún interés" porque no tenía competencia en Sanidad. Unas palabras con las que el líder nacional del PP se alineaba con el presidente de la Junta, destacando que solo él manda en la comunidad autónoma y que de él dependen toda las decisiones. "Este debate le viene bien al Gobierno porque intenta confundir a la gente y no sé si a Vox le viene bien, yo creo que no, yo creo que se equivoca profundamente", decía Feijóo intentando calmar los ánimos.

Sin embargo, hoy el portavoz del Comité de Campaña del PP, Borja Sémper, ha endurecido el discurso tildando a García-Gallardo de "vicepresidente irresponsable" al anunciar una "decisión inexistente" sobre los protocolos hacia las mujeres embarazadas. Al tiempo, Sémper ha destacado que lo que "más necesita" esta comunidad autónoma y España es "estabilidad".

En una entrevista en RNE, Sémper ha calificado a García-Gallardo como un vicepresidente "muy singular" y "muy particular" que "ha anunciado algo para lo que no tiene competencias que luego hemos sabido que no existe y es corregido públicamente por el presidente" de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. "Un vicepresidente irresponsable que provoca un requerimiento fantasma ante una decisión inexistente por parte del Gobierno, que aprovecha la oportunidad para desviar la atención de los graves problemas que afronta" la coalición del PSOE y Unidas Podemos, ha seguido el portavoz de derechas.

Unas duras calificaciones que llevaban a una pregunta. ¿Tiene sentido que el vicepresidente de la Junta de Castilla y León siga en el cargo? Un punto en el que Sémper recuperaba su tono 'moderado', mandado de vuelta la pelota al presidente de Castilla y León. "El único que tiene competencia para tomar esa decisión es Mañueco", decía Sémper para evitar contribuir con la "especulación".