Entra en vigor en España la reforma del Reglamento de extranjería que agiliza el empleo a migrantes. Entre otras cosas, permite a aquellos que han vivido dos años en España regularizar su situación con el compromiso de formarse laboralmente. Una medida con la que, principalmente, se busca proporcionar mano de obra en sectores necesitados.

Hasta ahora, los casos como el de Robert, que llegó desde Perú justo antes de que estallara la pandemia y que no ha dejado de trabajar, pero sin derechos, eran lo más habitual entre personas que no habían conseguido el permiso de residencia. A raíz de esta reforma, personas como él pueden pedir por fin la residencia si cursan una formación.

La reforma también mejora la agrupación familiar, para que sus parejas, puedan acceder también al permiso para trabajar.

Además, permite a quienes vengan como estudiantes trabajar para poder vivir. Así, podrán compaginar la formación con el trabajo siempre que no se superen las 30 horas semanales y se eliminan las restricciones que tienen ahora para incorporarse al mercado laboral tras acabar los estudios.

En un momento de demanda de trabajadores en varios sectores, este nuevo reglamento también mejora la contratación en el país de origen, que hasta ahora estaba restringida solo a temporeros del campo.

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha considerado que la reforma permitirá abordar con mejores instrumentos los retos migratorios y propiciar una migración "regular, ordenada y segura". Inclusión, que busca favorecer la incorporación de inmigrantes al mercado laboral, asume que los actuales procedimientos son en muchos casos "lentos e inadecuados", lo que genera periodos prolongados de irregularidad y se convierte en un caldo de cultivo para la economía sumergida.