Las tres cartas con amenazas de muerte y balas dirigidas a Pablo Iglesias, Fernando Grande-Marlaska y María Gámez no se habrían detectado en Correos por el fallo de un vigilante de seguridad, según avanza la 'Cadena SER', que cita una investigación interna del jefe de Seguridad de la entidad.

La emisora apunta que el vigilante no reparó en las balas en el escáner, a pesar de que estas se veían en la imagen, que también recoge la 'SER'. Los cartuchos tendrían que haber sido detectados y haberse avisado a la Policía pero, debido a este error, las misivas amenazantes terminaron llegando al Ministerio del Interior y a la Dirección General de la Guardia Civil.

La citada cadena cita una comunicación del jefe de Seguridad de Correos al director general de la entidad, que señala que este es un "incumplimiento muy grave" de la empresa subcontratada para este servicio, a la que ha decidido abrir un expediente.

Además, Correos pide la retirada inmediata del servicio del vigilante que no identificó los proyectiles en el escáner. Siempre según la 'SER', Correos ha tomado esta decisión tras recuperar las imágenes de las cámaras de seguridad, y comprobar que las tres cartas fueron mataselladas e inspeccionadas el pasado lunes 19, a las 17:48 horas.

Marlasca explica las claves de la investigación

A este respecto, el jefe de investigación de laSexta, Manuel Marlasca, avanzaba en laSexta Noche que "el control de Correos es un control que no es estricto" y señalaba que existe la certeza de que un mismo autor envió las tres cartas el pasado lunes, llegando a sus destinos el martes y el miércoles. Además, a primera vista parece que las tres misivas fueron escritas utilizando las mismas letras de molde y posiblemente la misma plantilla, según ha destacado Marlasca, que señala que las tres fueron remitidas desde un mismo punto.

Las investigaciones, ha agregado, están centradas en estos momentos en el centro de tratamiento automatizado de Correos desde el que partieron las cartas, lo que plantea el problema de que allí llegan decenas de miles de cartas, dificultando poder averiguar exactamente su procedencia, si bien permite tener un punto de partida.

No obstante, todo parece indicar que las cartas se enviaron desde un buzón, aunque se desconoce cuál. La Policía y la Guardia Civil trabajan conjuntamente en esta investigación, que Marlasca ha comparado con "buscar una aguja en un pajar", ya que hay centenares de buzones en los que se pudieron depositar. En muchos de ellos, ha agregado, podría haber videocámaras de tráfico o de seguridad de comercios cercanos.

La munición que contenían, ha precisado, está al alcance de cualquier persona que haya tenido durante cierta relación con las Fuerzas de Seguridad del Estado o las Fuerzas armadas, aunque hoy en día las balas de este calibre tienen un uso residual, porque el Cetme está en desuso, lo que no quita que alguien pueda comprarlas de segunda mano o tenerlas en su poder si hizo el servicio militar hace décadas, por ejemplo.

Marlasca asimismo ha recordado que dos de las cartas recogían la expresión "taponazos", que si bien corresponde a la jerga de las Fuerzas de Seguridad, "no es privativa" de las mismas. "Quizá alguien quiera hacer creer que se trata de policías o guardias civiles", ha señalado, apuntando que cualquier agente en activo tendría difícil acceder a este tipo de munición actualmente.