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Estados Unidos

Trump recupera unas pruebas físicas obligatorias de la era de Eisenhower y que Obama eliminó en 2013

¿Por qué es importante? La reforma de Obama hizo que la evaluación de la educación física en las escuelas fuera más integral, no centrada en la aptitud técnica.

El presidente de EE.UU., Donald Trump habla durante un acto en la Casa Blanca en Washington.El presidente de EE.UU., Donald Trump habla durante un acto en la Casa Blanca en Washington.Agencia EFE

40 flexiones, 10 dominadas y correr una milla (1,6 km) en seis minutos: estas actividades formaban parte de una prueba física que los niños y niñas de Estados Unidos tenían que hacer en los colegios. Hasta 2013, cuando el entonces presidente, Barack Obama, sustituyó estas pruebas por otras que se centraban en la salud física, más que en la capacidad atlética. Ahora, Donald Trump da un paso atrás y ha recuperado aquellas pruebas, con el fin, dice, de mejorar el estado de salud de los estadounidenses.

En una orden ejecutiva firmada, el presidente de Estados Unidos ha ordenado que se recuperen aquellas pruebas de actitud física, haciendo alusión al problema de la obesidad en el país, que afecta a más de la mitad de la población. La primera vez que se comenzaron a establecer este tipo de test físicos fue durante el Gobierno de Dwight D. Eisenhower (1953-1961): el entonces mandatario creó las Pruebas de Aptitud Física en 1956, según recogen en un estudio elaborado desde la Universidad de Harvard y publicado en 2024.

Aunque han ido cambiando a lo largo de los años, básicamente lo que se pedía a los alumnos en las escuelas era que hicieran una combinación de flexiones, abdominales, dominadas, carreras de velocidad y estiramientos. Durante la década de los sesenta, quienes obtenían mayores puntuaciones podían optar a un premio especial, según recoge la cadena NBC.

En 2012, Obama anunció el fin de este tipo de pruebas, para incluir en los currículos escolares una evaluación más amplia, basada en criterios relacionados con la salud, dejando de medir los resultados en una serie de pruebas de aptitudes físicas concretas para medir áreas más completas, desde la capacidad aeróbica a la composición corporal, pasando por la flexibilidad y la fuerza y resistencia musculares, según informó la publicación especializada en educación Education Week en 2012.

Trump, sobre las pruebas físicas: "Era una tradición maravillosa"

En la rueda de prensa donde anunció la recuperación de estas pruebas, acompañado de deportistas como el golfista Bryson DeChambeau o los jugadores de fútbol americano Lawrence Taylor y Harrison Butker, Trump recordó cómo "desde finales de la década de 1950 hasta 2013" muchos estudiantes competían entre sí gracias a aquellas pruebas. "Y era una tradición maravillosa, la estamos recuperando", ha señalado, según declaraciones recogidas por CNN.

La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha asegurado a la misma cadena que la intención de Trump con la recuperación de esta prueba es "que todos los jóvenes estadounidenses tengan la oportunidad de promover estilos de vida saludables y activos, creando una cultura de la fortaleza y excelencia para los próximos años".

El responsable de administrar esta prueba será el secretario de Sanidad y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., conocido antivacunas, quien recientemente quiso relacionar el autismo con causas ambientales y no genéticas y no ha dudado en recomendar vitamina A para combatir el sarampión. En la presentación de la prueba, Kennedy ha subrayado que Estados Unidos necesita "recuperar ese espíritu de competición" y ese "compromiso con la nutrición y la aptitud física", recordando cómo aquellas pruebas físicas eran un "gran motivo de orgullo" cuando era joven.

La determinación de la nueva campaña de Trump con la actividad física choca frontalmente con los escasos datos que se conocen sobre la salud física y mental del mandatario, sobre los que se ha especulado mucho. Según recogen en un reportaje sobre las posibilidades de destituir a Trump como presidente de Estados Unidos publicado en 2017 en la revista New Yorker, lo poco que se sabía entonces era que Trump medía 1,90m y pesaba unos 105 kilos, algo que se considera sobrepeso (aunque no obesidad). Él mismo reconoció en alguna ocasión que no dormía mucho —"unas tres o cuatro horas" diarias— y ha manifestado su afición por los filetes o por la comida rápida de McDonald's.

"Más allá del golf, considera que hacer ejercicio es un error, argumentando que una persona, como una batería, nace con una cantidad finita de energía", explicaban desde New Yorker. Ahora, en la orden ejecutiva en la que aprueba la recuperación de esta prueba, Trump defiende esta medida como parte de un proyecto con el fin de abordar la "amenaza a la vitalidad y longevidad" de Estados Unidos que "representa el deterioro de la salud y la condición física". "Durante demasiado tiempo se ha descuidado la salud física y mental del pueblo estadounidense", señala en dicha orden, asegurando que "las tasas de obesidad, enfermedades crónicas, inactividad y mala nutrición se encuentran en niveles críticos, especialmente entre nuestros niños", situación que, asegura, "debilita la economía, la preparación militar, el rendimiento académico y la moral nacional".

La recuperación de la prueba física llega, además, en un momento en el que Estados Unidos está a punto de convertirse en escenario de grandes eventos deportivos a nivel mundial —que, dice Trump, "inspirarán a todas las generaciones de estadounidenses—, como el torneo bienal de golf Ryder Cup, que se celebra en 2025 en Nueva York, el Mundial de fútbol, programado en 2026 y que se celebrará entre Estados Unidos, México y Canadá o los Juegos Olímpicos de 2028, cuya sede será Los Angeles.