Más de 300 niños han muerto o han resultado heridos en los últimos cinco días en los bombardeos de la aviación siria y la rusa sobre el este de la ciudad de Alepo, según ha denunciado Save the Children, que ha incidido que los menores "ya no están seguros ni en sótanos ni en refugios subterráneos por el uso de las bombas antibúnker".
Omar, director de una escuela de la ciudad, ha explicado que los padres tienen miedo de enviar a sus hijos al colegio y los escolares están sufriendo en todos los niveles y son incapaces de concentrarse. "Con tan sólo escuchar el sonido de éstas bombas se genera un estado de pánico y de terror inimaginable".
Según la ONG, este tipo de bombas son capaces de no detonarse cuando perforan el suelo y estallan una vez que llegan a los cuatro o cinco metros de profundidad. Conocidas también como "bombas terremoto", están diseñadas para destruir instalaciones militares y tienen un sistema de retardo que produce una gran explosión bajo tierra.
"Ahora tenemos más probabilidades de ver cómo los niños son sacados de los escombros o verlos en el suelo de un hospital que verlos sentados en sus pupitres", ha lamentado el director de Save the Children en el noroeste de Siria, Nick Finney. "Se merecen cumplir su derecho a jugar y a aprender. El uso de las bombas antibúnker significa literalmente que no hay ningún lugar donde podamos protegerlos. Queremos que el uso de estas armas sea investigado como un posible crimen de guerra", ha reclamado.
Por otra parte, la ONG ha precisado que además de los bombardeos, las escuelas del este de Alepo carecen de los suministros básicos para funcionar como combustible para calentar los sótanos, suministros de agua, libros de texto y lápices.