Legislativas
Canadá vuelve a las urnas en unas elecciones marcadas por el "terror" ante las amenazas de Trump
El contexto Los comicios legislativos que este lunes deciden el futuro inmediato del país tienen una importancia existencial, puesto que van a marcar una nueva relación con su único vecino, Estados Unidos, y su impulsivo presidente, Donald Trump, que les ha declarado la guerra comercial y amenaza incluso con anexionarse.

Resumen IA supervisado
Canadá enfrenta unas elecciones legislativas cruciales, marcadas por un ambiente de temor ante la relación con Estados Unidos y su presidente, Donald Trump, quien ha impuesto aranceles y amenazado con la soberanía canadiense. El primer ministro y candidato liberal, Mark Carney, lidera las encuestas gracias a su reputación como gestor eficiente, aunque carece de carisma. Su principal rival, el conservador Pierre Poilievre, ha perdido terreno, en parte por su afinidad con Trump. Con un récord de votación anticipada, los canadienses buscan estabilidad en un contexto de incertidumbre económica. Carney podría superar la mayoría absoluta, pero de no lograrlo, necesitaría un acuerdo de confianza para gobernar.
* Resumen supervisado por periodistas.
Canadá vuelve a las urnas este lunes con "terror". Las elecciones legislativas que este lunes deciden el futuro inmediato del país tienen en esta convocatoria una importancia existencial, puesto que van a marcar una nueva relación con su único vecino, Estados Unidos, y su impulsivo presidente, Donald Trump, que les ha declarado la guerra comercial y amenaza incluso con anexionarse el país.
Aunque el ambiente electoral que puede verse en las calles de las principales ciudades es menor comparado con cualquier otro lugar: no hay grandes murales con los rostros de los líderes políticos, ni caravanas de los partidos pidiendo ruidosamente el voto por las calles; los principales candidatos no prodigan sus mítines y sus apariciones públicas, en lugares pequeños, se producen a cuentagotas.
Es cierto que el candidato favorito y actual primer ministro, el liberal Mark Carney, no anda sobrado de carisma ni tiene el magnetismo necesario para seducir a las masas: si ahora encabeza las encuestas de intención de voto es porque su imagen de eficiente banquero -ha presidido el Banco de Canadá y el de Inglaterra en momentos distintos- le dan un aura de competente gestor.
No es que a los canadienses no les importen estos comicios, al contrario, cuando se les pregunta espontáneamente, todos reconocen que estas elecciones son como ninguna anterior y que el país va a entrar en una nueva era de incertidumbres y peligros ante las amenazas llegadas del sur. Y así, 7,3 millones de ciudadanos, lo que equivale a la cuarta parte del censo electoral, han depositado su voto cinco días antes de los comicios, un récord en la historia del país.
Si hay una palabra que todo el mundo repite para definir el momento actual es la de "temor" o incluso "terror" ante el futuro: a bancarrotas de empresas o sectores enteros, a despidos masivos, a subidas de precios o a los apetitos expansionistas de Donald Trump. Y ese sentimiento de temor se está contagiando incluso a los residentes que no pueden votar, por ser inmigrantes que no llevan suficiente tiempo en el país.
Lo que es evidente es que el abrupto regreso de Trump a la Casa Blanca con constantes ataques a Trudeau y la soberanía de Canadá, sumado a la imposición indiscriminada de aranceles, ha enrarecido las relaciones con los canadienses, que ya la semana pasada acudieron en masa a votar de manera anticipada, batiendo los registros de 2021.
Los liberales, a la cabeza
Así, Carney intentará seguir al frente del Gobierno, después de asumir el cargo en marzo, dos meses después de que Trudeau saliera y dejara a los liberales contra las cuerdas.
En este contexto, el principal escollo lo representa el líder conservador, Pierre Poilievre, un viejo conocido de la clase política canadiense, en comparación con la corta carrera de Carney en estas lides. No obstante, ha ido menguando el capital político que un día le puso claramente al frente de las encuestas, cuando se rumiaba la salida de un Trudeau acuciado por las críticas tras casi una década como primer ministro.
La guerra arancelaria desatada por Trump ha cambiado por completo la dinámica con la que se topó Carney nada más asumir el control del Gobierno y convocar elecciones anticipadas apenas unos días después, llegando a estar el Partido Liberal en alguna ocasión hasta 20 puntos por debajo de los conservadores.
A Poilievre se le ha reprochado, incluso desde su espectro político, estar en algunas cuestiones en demasiada sintonía con el presidente Trump, que desde que ha vuelto a Washington no ha perdido oportunidad de cuestionar la soberanía de Canadá como Estado independiente y acusar a sus vecinos del norte de ingratos.
Esto y su gestión de la crisis ha beneficiado a Carney, a quien no parece estar haciéndole mella los intentos conservadores por relacionarle con Trudeau. El primer ministro se sitúa ahora cinco puntos por delante de Poilievre, y no se descarta tampoco que logre superar ampliamente la mayoría absoluta que otorgan 172 escaños del Parlamento, según una última encuesta de CBC, la televisión pública canadiense.
En caso de no que se lograra esa mayoría parlamentaria, el partido más votado debe buscar lo que se conoce como acuerdo de confianza y suministro, una suerte de alianza informal -que no una coalición-, a través de la cual logra el visto bueno de esta formación para aprobar leyes, si bien en legislaciones clave, como los presupuestos del Gobierno, el margen de maniobra es menor.