En el desierto de Phoenix (EEUU), ni los cactus soportan el calor. "Tienen entre 40 y 50 años y ahora, claramente, están sometidos a estrés por falta de agua", señala el ecofisiólogo Kevin Hultine. Y si ni estas plantas, diseñadas para sobrevivir en el desierto, logran aguantar, "no hay duda de que los humanos van a pasarlo mal con estas condiciones meteorológicas", advierte Hultine.

La capital de Arizona es una de las más castigadas por las altas temperaturas. Con más de un millón y medio de habitantes, ha batido un caluroso récord que supera al de hace 50 años: 21 días con una media de 44 grados. Y eso no es lo peor, porque las mínimas no bajan de 34 grados, algo que afecta directamente a la salud.

Arizona solo es uno de los 16 estados donde, según advierte el Servicio Meteorológico Nacional, el calor puede potenciar enfermedades, algo que parecen no tener en cuenta en un aeropuerto de Las Vegas, donde dejaron a los pasajeros encerrados en un avión durante más de tres horas sin aire acondicionado. "¡Fue un auténtico caos!", recuerda una pasajera. Tanto fue así que varios de ellos acabaron desmayándose.

Difícil situación también en el Valle de la Muerte, en California. Allí, ni las señales de peligro por calor extremo son capaces de parar la incesante llegada de visitantes que solo por hacerse esta foto ponen en peligro su propia vida.