Nicaragua cumplió tres meses de su crisis más sangrienta desde la década de 1980, que se inició con unas manifestaciones contra una reforma a la seguridad social y que se convirtió en un grito nacional que pide la salida del presidente Daniel Ortega y que ha polarizado al país.

Después de 92 días, Nicaragua suma al menos 351 muertos, según cifras de organismos humanitarios, miles de heridos, denuncias de "desapariciones forzosas", cientos de detenidos y miles solicitando refugio en la vecina Costa Rica.

Protestas en Nicaragua contra Daniel Ortega

Cientos de efectivos de las "fuerzas combinadas" del Gobierno celebraron, con vítores y música, la toma de control de Masaya, donde derribaron las barricadas y borraron pintadas con frases contra el presidente Ortega.

Efectivos de la Policía Nacional, parapolicías, paramilitares y antimotines llevaron a cabo en Masaya la llamada "Operación Limpieza", que consistió en derribar los "tranques" que seguían levantados y eliminar cualquier resto que recordase que el pueblo se declaró "territorio libre del dictador", en referencia a Ortega.

El operativo policial, que se llevó a cabo de forma violenta por parte de las fuerzas estatales hacia la población, se saldó con tres personas fallecidas en la localidad.

Masaya da último adiós a un joven nicaragüense muerto en defensa de las barricadas

La comunidad Monimbó, de tradición indígena, amaneció atestado de miembros de las "fuerzas combinadas", quienes aseguraron que "ha vuelto la paz y la tranquilidad" para los pobladores, afirmación que contrasta con la escena del entierro de un joven de 15 años asesinado en la refriega.

Estados Unidos aseguró que el asalto a la ciudad de Masaya por parte de las fuerzas del Gobierno supone "otro claro ejemplo" del deseo de Ortega de "aferrarse al poder" e instó al Ejecutivo nicaragüense a convocar elecciones para así poner fin de manera "inmediata" a la ola de violencia.