La gran pregunta tras la subida del salario mínimo es si se trasladará a los convenios colectivos, algo que permitiría que este acuerdo dé "más frutos en los próximos meses", según afirma Pepe Álvarez, secretario general de UGT.

A mediados enero conoceremos la postura definitiva de los empresarios. Su presidente, Joan Rosell, quiere proponer subidas de hasta el 3% porque las considera "razonables", pero va a tener que pelear con la patronal madrileña, que cree que un 3% es excesivo.

La sensación en los sindicatos es que el crecimiento económico no se traduce en mejoras de condiciones laborales.

Un ejemplo es que el coste salarial en el tercer trimestre de este año apenas subió de media un 0,3% con respecto al tercer trimestre del año pasado. Un incremento raquítico si lo comparamos con la subida de los precios, que a finales de noviembre se situaba en el 1,7%.

La conclusión es evidente: los trabajadores pierden poder adquisitivo. Además, el economista Gonzalo Bernardos piensa que "mientras la reforma laboral no desaparezca, los salarios no subirán por encima de la inflación".

Pero el estancamiento de los salarios no es el único problema. En lo que va de año se han firmado casi 20 millones de contratos, pero de esos, los indefinidos no llegan ni al 10%. Más del 90% son temporales y más de uno de cada cuatro duran menos de una semana.

El secretario general de CC.OO., Unai Sordo, recuerda "esto es algo que sólo ocurre en España y sólo estamos por delante de Polonia". Según algunas fuentes, Báñez se plantea ya medidas que desincentiven la contratación temporal.