Al principio el problema fue llenar el depósito de combustible del coche, pero siete meses después del estallido de la guerra en Ucrania el carro de la compra se ha convertido en el nuevo protagonista de la crisis.Cada vez es más costoso adquirir alimentos frescosy el porcentaje de los salarios destinado a algo tan básico como el comer es cada vez mayor.

Los precios de los alimentos frescos y de las bebidas no alcohólicas, es decir, los productos del día a día, aumentaron en agosto casi un 14%: un 13,8%, en concreto, con respecto al mismo mes de 2021. De hecho, estos productos, junto a la electricidad, fueron los grandes responsables de que el Índice de Precios al Consumo (IPC) bajara menos de lo esperado, apenas tres décimas con respecto a julio (de 10,8% a 10,5%).

De acuerdo con los datos publicados por el INE, esto es porque si bien los carburantes bajaron y esto se notó en el bolsillo, también los monederos sintieron el incremento de la electricidad y de los alimentos no perecederos.

En algunos casos, yendo al detalle, los incrementos que se han producido en lo que va de año son especialmente sangrantes: la leche ha experimentado un alza del 25,6%; el aceite, el 24%; los cereales, el 21,7%. La carne de ave, el recurso proteico de las rentas más bajas cuando vienen mal dadas, ha subido un 17,6% en los primeros ocho meses de 2022. La de vacuno (15,2%), la ovina (10,6%), el cerdo (9,8%) y el pescado (9,9%) también cuesta cada vez más.

Y la lista sigue: el café sube un 13%; las legumbres, un 14,8%; las patatas, un 15,9%; la fruta fresca, un 12,1%...

El incremento de los precios ya no solo afecta al índice general del IPC, sino que la inflación subyacente, la que no cuenta los productos energéticos y alimentos frescos por tener un precio más volátil, ya está en el 6,4%, su valor más alto desde enero de 1993. Esto indica que los incrementos de los precios ya se están trasladando a otros costes, como la hostelería, los productos turísticos o los alojamientos.

Más presión sobre la coalición

Mientras la subida de los precios rompe la cesta de la compra y cambian los hábitos de consumo, los salarios no están acompañándolos en la misma medida: apenas crecieron una cuarta parte en comparación con los precios. Así, los salarios pactados por convenio en agosto sumaron un 2,6%, frente al 10,5% del IPC.

La situación añade presión al Ejecutivo para que tome medidas para atajar el impacto sobre el bolsillo de la ciudadanía. Fuentes de Economía se felicitaban ayer de que la moderación de los precios en agosto, tres décimas menos en comparación con julio, respondía al plan aprobado por el Gobierno frente a la crisis energética. Pero sabe a poco con estos datos.

Entre tanto, la vicepresidenta Díaz insiste en su propuesta de acordar con los grandes supermercados una cesta de productos básicos a precios limitadospara tratar de atajar los efectos sobre los trabajadores. Hoy mismo, desde Indonesia, donde se reúnen los ministros de Trabajo del G-20, Díaz ha hecho un llamamiento para proteger a los "trabajadores y trabajadoras vulnerables que tienen extremas dificultades para acceder a la energía y la alimentación" y en "defensa de los salarios" ante la pérdida de poder adquisitivo.

El guante de la ministra de Trabajo no ha sido recogido por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ayer en una entrevista en TVE descartó establecer un techo a estos precios aunque reclamó "responsabilidad compartida".

"Tenemos que hacer una apelación, como hace la vicepresidenta, a la responsabilidad compartida. Recuerdo las tractoradas que pedían precios justos, aprobamos una ley pionera de cadena alimentaria que garantizaba no poder vender más bajo del precio de coste. Este es el debate que debemos afrontar", sostuvo Sánchez. Con todo, dejó la puerta abierta al señalar que el Ejecutivo "está estudiando todas las variables para defender a la mayoría". Lo cierto es que lo que hace meses parecía imposible ahora parece estar al alcance de la mano.