José Luís y José María son ingenieros civiles especializados en estructuras que se encargan de revisar el estado de los puentes de España. "Comprobamos que las mediciones sean las correctas", han contado.

"Las inspecciones básicas son cada 15 meses, las principales cada cinco años y las especiales a demanda", ha afirmado Jaime López-Cuervo Abad, subdirector de conservación de la Dirección General de Carreteras.

Las primeras son llevadas a cabo por el personal de los centros de conservación provinciales. Se trata de una labor de mantenimiento. En el segundo nivel está la inspección principal, donde son los ingenieros especializados quienes revisan las obras de paso.

Se trata de un estudio más amplio en el que se utilizan instrumentos específicos para la medición de datos, como es la anchura de las juntas o la distancia. Los ingenieros comprueban el estado de los materiales, fotografían los daños y los incluyen en la ficha técnica. Solo si se observa un índice de daños alto o una anomalía grave se pasa a la Inspección Especial.

Javier Manterola Armisén es uno de los ingenieros de Caminos más importante de España. Es autor de numerosos puentes, como el de la Constitución en Cádiz, con control 24 horas. "Está muy monitorizado, se sabe la tensión del acero y del hormigón", ha explicado.

En los puentes atirantados o colgantes es el estado de los tirantes el aspecto a tener en cuenta. Datos y mediciones que, desde hace diez años, se incluyen en el libro de conservación que el autor del puente le entrega a la Administración para mantener un control riguroso de su estado.