Los datos de contabilidad nacional del Instituto Nacional de Estadística (INE) del segundo trimestre muestran que la remuneración real por asalariado (eliminado el efecto de la evolución de los precios de consumo) ha crecido un 1 % desde finales de 2007, al subir de 8.032 a 8.769 euros trimestrales.
Así lo recalcan fuentes del Ministerio de Economía, que destacan que la subida se acerca al 13 % si se toma el indicador nominal (no deflactado).
No obstante, la estadística trimestral de coste laboral, también del INE, refleja que el coste laboral real por trabajador (incluidas cotizaciones sociales) ha caído un 2,5 % de 2007 a 2016, hasta 2.541,3 euros mensuales, en tanto que el coste salarial real ha bajado un 1,4 % en el mismo periodo, hasta 1.897.5 euros.
Economía explica que la remuneración por asalariados de la contabilidad nacional es un concepto más amplio que incluye la masa salarial total del país, salvo la de los autónomos, mientras que la encuesta de coste laboral excluye al sector primario, a los funcionarios que no están en el régimen general y hasta 2009 a los empleados públicos, además de descontar las subvenciones recibidas por los empleadores.
En cualquier caso, Economía defiende que no hay argumentos para decir que los salarios han perdido poder adquisitivo desde el inicio de la crisis e insiste en que el reto esencial respecto al mercado laboral pasa por seguir creando empleo con la previsión de recuperar los 20 millones de ocupados a finales de 2019, a una media de 500.000 nuevos empleos anuales.
La evolución salarial ha sido dispar durante la crisis, ya que en una primera etapa hasta 2010, los salarios siguieron subiendo ajenos a la intensa destrucción de empleo, que afectó además en mayor medida a trabajadores temporales con salarios más bajos.
De esta forma, el peso de la remuneración de los asalariados en el PIB llegó a subir al 51 % en 2009 para comenzar a caer en 2010 y tocar suelo en 2012 en el 46 % del PIB coincidiendo con la eliminación ese año de la paga extra de diciembre a los empleados públicos.
Desde finales de 2013 y hasta ahora, este indicador muestra una estabilidad que viene determinada por la evolución favorable del empleo, en la que Economía defiende que ha influido de forma decisiva la reforma laboral de 2012 al flexibilizar alternativas a la destrucción de puestos de trabajo.
En lo que respecta a las horas trabajadas, la contabilidad nacional refleja que es un indicador que evoluciona en paralelo al del empleo, de forma que cuando se ha perdido empleo han bajado las horas trabajadas y viceversa, si bien el número de horas de trabajo por cada ocupado se ha mantenido prácticamente estable durante la última década.
Economía reconoce que el proceso de "normalización" de los salarios aún no ha acabado, como tampoco lo ha hecho el de la recuperación del empleo, aunque ha eludido cuantificar dicha normalización y se ha limitado a apuntar que debe ser un nivel salarial compatible con una creación sostenible de trabajo y en una situación de pleno empleo.
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